Los palestinos pedirán a la Asamblea General de la ONU reconocimiento internacional del Estado de Palestina, para no seguir bajo ocupación o en exilio. Exigirán que se respeten los límites de 1967 y que Palestina sea admitido como miembro pleno.
Dos hechos abogan a su favor. Las facciones palestinas rivales, Hamas y Al Fatah, llegaron a un acuerdo para compartir gobierno y responsabilidades. Por otra parte, el presidente Obama ha reconocido que la comunidad internacional "está harta de procesos de paz que no llevan a nada", y que Israel y Palestina han de convivir como Estados soberanos y sus fronteras "deben basarse en los límites de 1967”.
Es una encrucijada histórica. El presidente de la Autoridad Palestina Nacional proclama que “No podemos esperar indefinidamente mientras Israel continúa enviando colonos al ocupado West Bank y niega a los palestinos acceso a la mayoría de su tierra y lugares sagrados, particularmente en Jerusalén. Nuestro territorio es reconocido como las tierras con las fronteras de 1967, ahora ocupadas por Israel. Tenemos derecho a la autodeterminación, reconocido por las Naciones Unidas y por la Corte Internacional de Justicia en 2004”.
Pero Benjamín Netanyahu no deja avanzar, plantado en medio del camino, obstinado en imponer la tesis de la ultraderecha, respaldándose en los poderosísimos grupos de presión judía de los EE.UU. a sabiendas de su rol en la política, particularmente en periodos electorales, como el que se ha iniciado con miras a la reelección de Obama en 2012, cuyo rol de mediador está debilitado, prisionero como todo presidente de los EE.UU. de un sistema económico y político, manejado por poderosos grupos económicos y las trasnacionales.
Cuando se encienda el tablero electrónico de la Asamblea General para las votaciones no nos haremos ilusiones, a pesar de que habrá mayoría a favor de Palestina. La experiencia enseña lo que representan las mayorías para el binomio USA-Israel, demostrado en los últimos decenios cuando el mundo por mayoría absoluta ha condenado el criminal embargo a Cuba.
Sin embargo, no hay que perder la esperanza. El movimiento de los indignados prosigue por el mundo. Para su mentor, Hessel, su mayor indignación tiene que ver con Palestina, y comparte las conclusiones del juez sudafricano sobre la "Operación Plomo Fundido" del ejército israelí: “que estos judíos puedan, ellos mismos, perpetrar crímenes de guerra es insoportable”. No hay que olvidar que la ética de la indignación acabó con el Apartheid.