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El Telégrafo
Andrés Campaña Remache

Estallido Social 2022

20 de junio de 2022

El Ecuador atraviesa uno de los peores momentos de su historia. Las políticas de los gobiernos anteriores provocaron una importante recesión económica. La crisis agravó a consecuencia de los efectos de la pandemia que afectó a todo el mundo; pero, sobre todo, a nuestra ya crítica realidad.

En este contexto, un débil Guillermo Lasso fue electo presidente de la República. Los resultados de las elecciones generales de 2021 fueron puestas en duda y, en el mejor de los casos, el proyecto político de Lasso habría contado con el apoyo de menos de uno de cada cinco ecuatorianos que, a su vez, determinó que el movimiento, ahora, oficialista obtenga apenas 12 de 137 escaños en la Asamblea Nacional.

Parecía que el presidente recién electo había entendido ese complejo entorno pues no tardó en convocar a un Gobierno del Encuentro y atender el entonces principal problema de los ecuatorianos: la falta de vacunas para enfrentar la pandemia.

Sin embargo, el Gobierno del Encuentro no pasó de ser un slogan toda vez que, a la par, el Palacio de Carondelet cerró sus puertas a cualquier diálogo social; y, la eficiencia gubernamental no siguió más allá del plan de vacunación.

Los principales problemas del país no han sido atendidos. La reactivación económica es inexistente, no hay oportunidades laborales y la delincuencia capea impunemente.

Como si fuera poco, no solo que los indefensos son cada vez más vulnerables, sino que también las elites son paralelamente más opulentas. Mientras millones de ecuatorianos no tienen ni para comer, las utilidades del sistema financiero privado, con corte a mayo, han crecido en un 75%

En este panorama, la principal organización social del país convocó un paro nacional. Como no podía ser de otra manera, la reacción gubernamental ha sido errática y ha visibilizado su ineficiencia.

La detención arbitraria del máximo dirigente de la CONAIE fue echar gasolina a la hoguera; su posterior liberación, ratificó la burda maniobra gubernamental. El doble decreto ejecutivo declarando el estado de excepción no solo fue ridículo, evidenció una vocación autoritaria dispuesta a censurar hasta el internet. El allanamiento a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, símbolo de la resistencia de los pueblos, es la prueba fehaciente que el Gobierno del Encuentro no tiene remota idea de cómo salir de la crisis.

Guillermo Lasso ha jugado sus cartas de la peor manera y su mayor error ha sido no entender las necesidades de la gran mayoría de la población. Las organizaciones sociales no son el enemigo, son el rostro visible del descontento de la ciudadanía y un gran estallido social que era previsible.

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