Estado y Derecho son conceptos inseparables, pero, históricamente el Derecho precedió al Estado. Antes de que se inventará el Estado como forma de organización política de una sociedad ya existieron otras: clanes, tribus y confederación de tribus que se gobernaron por normas.
El Derecho nació con las primeras formas de agrupación colectiva y fue desarrollando con ellas hasta que, miles de años más tarde, apareció el Estado que a través de diferentes instituciones, crea y ejecuta las normas jurídicas.
El Estado de Derecho nace esencialmente del permanente y estrecho vínculo que existe entre Estado y Derecho, el Estado enteramente sometido a normas jurídicas cuya misión fundamental es asegurar el Derecho en la sociedad, de tal manera que cada individuo conoce lo que está prohibido, permitido u obligado hacer, en determinadas circunstancias, a él y a los demás. Este conocimiento positivo de la forma como será aplicado el Derecho en cada caso es lo que se conoce como seguridad jurídica.
La seguridad jurídica es una garantía de ejecución del Derecho, que ofrece a los ciudadanos la certeza de que esté aplicado en la forma prevista, sin ilegalidades, ni confusiones. Debe ser una garantía de respeto a la ley por el Estado en todas sus expresiones, ya que de él, más que de los individuos, puede temerse la violación del orden jurídico.
Entendiendo lo que es el Estado de Derecho y seguridad jurídica, los ecuatorianos deben rechazar, sin dudar, las declaraciones y pretensiones político electorales de dos personajes acusados, por el Estado, de haber cometido delitos tipificados en las normas penales.
Estos personajes, los ex presidentes del Ecuador, Abdalá Bucaram y Rafael Correa, que durante el ejercicio de sus mandatos ya fueron acusados de apartarse de las normas y de manipular el Sistema Judicial a su favor, rompieron el Estado de Derecho.
En un Estado que se precie de serlo, la ley se aplica para todos sin distinción alguna.