Este virus que nos llegado a todo el orbe es un hecho dramático que marcará parte de la historia de humanidad, cuyas consecuencias humanas, sociales, económicas, políticas que nos somete son incalculables.
Sin embargo, esta situación tan compleja para la sociedad moderna, que ha desarrollado mecanismos increíbles de comunicación puede ser un espacio para legitimar a la gestión de lo público aun más.
Las empresas privadas también están en le ojo de la sociedad este momento, tal vez esa estrategia antigua de pedir constantemente más libertades normativas y financieras se coloca en evidencia, para observar una verdadera práctica de responsabilidad social corporativa y que no sea solo un sello o un discurso sin fundamento en la marca empresarial. Hay que reconocer también que varios sectores privados han reaccionado de forma solidaria con el país.
Hoy más que nunca la gestión pública se ha subido las mangas para continuar sustentado el poder político, basta observar que funciona con las limitaciones naturales los servicios estatales en todos los niveles de gobierno.
Se avizora un escenario difícil en la economía del Ecuador motivada por una alegre administración del gobierno pasado, la falta de ideas creativas y solidarias, la quiebra de las empresas y de negocios. Esperemos que no sean los funcionarios públicos a los que se les pase la factura. Más bien, fundemos un nuevo contrato social en donde todos pongamos nuestra parte, hoy llegó el momento de edificar un nuevo Estado y nueva sociedad.
Hoy, por las circunstancias, estamos casi en un estado cero del Estado hay que colocar lo mejor de nosotros para trabajar luego del retorno a este distanciamiento social. El cuidado con el plan de retorno a las actividades de reconstrucción del país debe ser milimétricamente pensadas en términos de restablecimiento de una nueva institucionalidad del tejido social, económico y productivo en donde se priorice lo humano y la naturaleza.
El gran desafío para nuestra economía será cómo con el trabajo no solamente crear capital; que es lo propio del sistema, sino principalmente, generar más trabajo para sobrevivir en sociedad. (O)