Es válida la pregunta ante hechos tan contundentes como los que vienen ocurriendo y que no solo indignan, sino que crean desesperanza, antítesis de lo que la Carta de las Naciones Unidas estableció desde su preámbulo: “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional”.
El embargo a Cuba, la ocupación de Palestina, que se prolongan por décadas, y ahora el trato coyuntural al tsunami de refugiados a Europa, son ejemplos de ineficacia de la intervención onusiana, no incluidas las agencias especializadas, que más bien ponen la cara por la organización.
1.- En la reciente votación contra el embargo a Cuba, 191 de los 193 Estados miembros de la ONU votaron a favor de la resolución, que cada año desde 1992 ha venido impulsando el Gobierno de Cuba. Solo EE.UU. e Israel votaron en contra, dejando a muchos de sus ciudadanos avergonzados por la falta de respeto de sus gobiernos a las obligaciones emanadas del derecho internacional, y que deja a sus países en el aislamiento diplomático de la derrota. ¿Qué hace la Asamblea General para que se respeten los votos de las mayorías?
2.-Similar muestra de impotencia demuestra la Asamblea General en el caso de las reiteradas violaciones, por parte de Israel y EE.UU., a las resoluciones en favor de los palestinos sobre el territorio ocupado por Israel desde 1967. Y a pesar de haber concedido a los territorios palestinos la condición de Estado ‘observador’, reconociendo implícitamente su soberanía, ¿qué hace la Asamblea General para que se respeten los votos de las mayorías?
3.- Respecto a la crisis migratoria de refugiados a Europa, cuyo número se va acercando al millón de personas, desde Siria, Irak, Afganistán, Sudán y otros países desgarrados por la guerra, y la crisis económica y social, si bien la Acnur está en los sitios de llegada, brindando asistencia a niños, mujeres y hombres con alimento, agua y atención médica, se requiere mucho más que campos de refugiados y donativos.
En los tres casos citados, el Consejo de Seguridad tendría poder para ofrecer una solución de largo alcance, si no fuera un organismo paralizado por el obsoleto derecho al veto de unos pocos grandes. Podría sancionar con firmeza a quienes no cumplan las resoluciones y promover soluciones de fondo como las que requieren los refugiados. Hay que ir a las causas con medidas estructurales impostergables.
La ONU está en mora de convocar una Asamblea General extraordinaria para debatir estos problemas, incluso su incapacidad de asumir liderato en la búsqueda de soluciones más allá de las coyunturales, volviendo a inspirarse en la Carta fundacional. (O)