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El Telégrafo
Xavier Guerrero Pérez

Escuchar, permitir y permitirse

16 de agosto de 2021

En menos de noventa días del gobierno del Ecuador, el presidente Guillermo Lasso debe encarar algunos frentes; de los principales, dos:  los ciudadanos con voluntad de cooperar, y, los sectores sociales, los cuales implican un claro y significativo desafío.

Los ciudadanos con voluntad de cooperar (con el “know-how” y con la experiencia adquirida). Nosotros, los gobernados, hemos visto que el primer mandatario ecuatoriano ha conformado su equipo de gobierno a través de la designación de las autoridades correspondiente, incluyendo a quienes representan al Estado (no al aparato gubernamental, que es distinto) en el servicio diplomático exterior. Podría decirse que esta acción de gobierno no necesariamente ha representado un cumplimiento estricto al credo ideológico del señor Guillermo Lasso Mendoza ¡Y es sano que así sea! Sin embargo, y pese a que existen voces que señalan que han transcurrido no más de tres meses de gestión del aparato público (comenzando, desde luego, por quienes hoy conforman el régimen de turno) y que, por tanto, hay “data” insuficiente para poder evaluar rigurosamente lo actuado, creo que es oportuno manifestar, reconociendo que puedo equivocarme, que ni es excusa el poco tiempo transcurrido para ya haber tenido resultados más concretos, ni tampoco es justificación el hecho de percibir -seguramente más de un cerebro, contando con el mío- que el equipo aún “no habla el mismo idioma”. Para muestra: los resultados del Ministerio de Gobierno y del Ministerio de Agricultura; creo que tales nos conducen a pensar que se está “gateando” y no corriendo, o que hay estancamiento: mientras que los frutos del primero (siendo generoso) parecerían que únicamente responden al trabajo en seguridad (aunque las cifras no se compadecen con mi percepción), y ni hablar del rol “de puente” para con el Legislativo, el cual no visualizo; la cosecha del segundo ha mostrado un importante desinterés por resolver y -deseable- por evitar manifestaciones, y sobre todo el calentamiento de calles y las paralizaciones. La pregunta: ¿Qué hacer? Sencillo. Es propicio que el Ejecutivo ajuste y brinde oportunidad a aquellas y aquellos que desde varios sectores hemos solicitado ser considerados en la gestión desde Carondelet y que también somos capaces y “gente de honor” para contribuir en la reactivación y desarrollo nacional. Estoy seguro de que más de una voluntad ha expresado por diferentes canales (siendo mi persona uno de aquellos) que se está preparado(a) para asumir desafíos, más que por una remuneración recibida, por ponerse al servicio de la patria y ofrecer lo que un día ella nos entregó al confiar en nosotros: el conocimiento. Esta idea pasa por escuchar, permitir y permitirse del presidente Guillermo Lasso.

Los sectores sociales (de entre ellos, al movimiento indígena). Desde fuera del gobierno, y en mi calidad de ciudadano, veo con profunda preocupación lo que ocurre ¡Y hay que decirlo! Ambas partes (nuestros hermanos indígenas, y nuestro presidente Lasso Mendoza) han marcado territorio, líneas rojas y sin lugar a ceder ¡He ahí la preocupación! Quien pierde es la patria ecuatoriana. Postura incorrecta: “si el Presidente no nos escucha, tomaremos decisiones… nos haremos sentir en las calles”. Pero también posición poco aislada del consenso: “encantado de dialogar, pero sólo si es sobre el plan de gobierno”. Si fuera asesor del gobernante de nuestra bella nación, le dijera: “presidente Guillermo, hay que dialogar, pero hay que ir con la voluntad de ceder pro-país; no solo usted, sino también ellos. Y -ellos- lo harán cuando nosotros mostremos predisposición. Si escuchamos, hay que trabajar para cristalizar lo que ofrecemos (no solo escuchar), e indicar con claridad y transparencia que se van a adoptar aquellos frutos de los diálogos que promueven bienestar”. ¿Hay salida a lo que actualmente vivimos? Sí. ¿Hay manera de lograr que las manifestaciones se declinen? Sí. La respuesta está, de nuevo: en escuchar, permitir y permitirse del presidente Guillermo Lasso.

Lo que siento es que, si el presidente Guillermo Lasso escucha pero no permite ni se permite, logrará que su gestión sea similar o hasta mayormente triste que la de su antecesor.

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