Alfaro se ha convertido en parte vital de la historia ecuatoriana pasada y presente. La tarde de ayer, el Ministerio de la Política acaba de presentar en Quito una recopilación de escritos ideológicos del “Viejo Luchador”, que revelan diáfanamente su pensamiento.
Hace apenas unos días, alguien escribía en otro periódico: ¿Por qué esta moda de hablar de Alfaro a toda hora? ¿Qué de importante tuvo él para que exista en el Ecuador una suerte de novelería nacional por su memoria?
La verdad es que don Eloy, sin ser lo que comúnmente conocemos como un intelectual, fue, sin embargo, un apasionado cultor de las letras y escribió numerosas cartas, manifiestos, informes y arengas, e inclusive varios importantes ensayos históricos, en los que relató sus campañas militares y consignó la memoria de la construcción del Ferrocarril del Sur. En su haber también figura un libro titulado “Cuestión histórica”, referido al asesinato del mariscal Sucre, que fue producto de sus investigaciones históricas en Ecuador y Perú.
Hace una cincuentena de años, la editorial Viento del Pueblo publicó en dos grandes tomos “ Obras Escogidas de Eloy Alfaro”, publicación que por desgracia se agotó y no fue reeditada. Luego, la Corporación Editora Nacional publicó, en su Colección de Pensamiento Político Ecuatoriano, un muy buen tomo de obras escogidas de Eloy Alfaro, con un estudio introductorio del profesor Malcolm Deas, de la Universidad de Oxford. Y hace un par de años, por pedido de la misma editorial, nosotros preparamos un pequeño tomo sobre el pensamiento alfarista, para su Colección Pensamiento Fundamental, que fue publicado por la Campaña de Lectura Eugenio Espejo. Y finalmente asoma este libro, magníficamente impreso, editado por el Ministerio de la Política, dentro de su Biblioteca de Pensamiento Político Ecuatoriano.
¿En qué se diferencia este libro de los anteriores? Primero, en que no es una suma de “Obras escogidas” de Alfaro, sino que incluye materiales preferentemente políticos, es decir, aquellos en los que se trasluce el pensamiento político del autor, así sea que se trate de textos breves. Y segundo, que en general no se trata de textos escritos para exponer unas ideas o defender unos criterios, sino de lo que podríamos llamar “materiales de acción”, esto es, de textos escritos en el combate y para el combate, tales
como mensajes militares, decretos presidenciales, informes al Congreso Nacional y otros por el estilo.
En suma, leer este libro es una oportunidad de aproximarnos a las ideas sociales y políticas del “Viejo Luchador”.