Entre titulado y ciudadano, me quedo con aquello de ciudadano, porque nos legitima como parte del mosaico social. Lo otro como que huele a etiqueta así como eso de los títulos académicos que deben ser exhibidos en las hojas de vida.
Hace algunos días se dio el caso que una titulada le restregaba en la cara al Presidente que era un bachiller en ese afán de deslegitimar sus actuaciones. Y entonces desde acá, pensando un poco en voz alta, decimos que el ser humano todo un tiempo compitiendo, un mal sin remedio propio de la inseguridad humana.
Ser ciudadano es tener desarrollado el sentido de identidad y pertenencia en el lugar donde se interactúa socialmente, en el hábitat donde se desenvuelven los individuos con responsabilidad, derechos y obligaciones, se puede leer en cualquier Diccionario que esté a la mano; sin embargo es un término que poco o nada es conocido, e incluso utilizado en veces en forma despectiva, pese a que tiene un significado grande.
Un ciudadano es toda persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes. Y claro quizá ahí está la explicación del porqué no utilizamos esa expresión para comunicarnos, en vez de recurrir al título, y que en veces se exige ser tratado como tal, con el riesgo de ser enrostrado por la ausencia de ese vocablo al momento de saludar o ser recibido en alguna instancia pública o privada. Y hay de aquellos que se presentan anteponiendo el título, como que esa etiqueta pesara más que la actitud humana.
Ser ciudadano es evidenciar en el comportamiento social un sentido de identidad y pertenencia; es más que el simple hecho de cumplir 18 años y poder votar en las elecciones. Ser ciudadano es cumplir con lo que establece el Art. 83 de la Constitución de la República; mandamientos que de seguro no están presentes en el día a día de las y los ecuatorianos que están en el poder, por ejemplo: No ser ocioso, no mentir, no robar; respetar los derechos humanos; promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular; y, administrar honradamente y con apego irrestricto a la ley el patrimonio público, y denunciar y combatir los actos de corrupción.
Hay que tener presente que se trasciende por los actos, por los principios más no por eso que la vida nos trae, los títulos y el hacerse llamar señor, master o doctor, concluyendo en el PhD. Me quedo con ciudadano a mucha honra.
Por, Simón Valdivieso Vintimilla