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El Telégrafo
Simón Valdivieso Vintimilla

En un recinto…

25 de junio de 2021

En un recinto había 220 dosis, pero solo se vacunaron 50 personas. Es el mensaje que nos hace llegar  una Coordinadora de la Veeduría Ciudadana por la Vida que  vigila el cumplimiento del Plan de Vacunación en Cuenca.

Ello implica que hay un alto nivel de ausentismo, situación que se ha venido denunciando a nivel nacional.  Y frente a ello surgen varias inquietudes, como aquella de pensar que existe una deficiente comunicación por parte del ministerio del ramo, porque al parecer el Plan de Vacunación está centralizado, pues se dice que el tema  es programado  desde la “Carita de Dios”;  o que realmente a la ciudadanía poco o nada le importa la salud suya y  la de los demás; o que el tipo de vacuna que se ofrece en ese reciento no le interesa.

Si el asunto va por el centralismo absorbente que se implantó desde hace más de una década, cabe entonces repetir lo que un cuencano hace muchos atrás dijo con  ironía, que el verbo quitar se acuñó en Quito. Es el momento para exigir la descentralización cuando estamos inaugurando una nueva era de la democracia ecuatoriana.

“Salvamos vidas” es el Plan de Vacunación que lo ha implementado el Ministerio de Salud Pública en ese afán de vacunar a la población ecuatoriana por la pandemia que estamos viviendo desde hace más de un año con las consecuencias de todo tipo que se han evidenciado y han lastimado a la sociedad.

Y es que es inaudito que en un país pauperizado por la corrupción administrativa  que es la edad de la patria se desperdicien las vacunas porque como señalamos líneas arriba,  se dice hay casos en los que los ciudadanos rechazan el tipo de vacuna que se  ofrece llevados de los comentarios que los  hemos ido construyendo, sin darnos cuenta que con esas actitudes afectamos el derecho de los otros como es el derecho a la salud, el bien más preciado y al que entendemos le está apostando el gobierno en cumplimiento de su promesa de campaña.

Urge tomar medidas para que eso no suceda. Las vacunas no se pueden desperdiciar.  En un país pobre la soberbia es un insulto. Y de ahí que “ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos”.

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