Publicidad

Ecuador, 21 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

¿En qué creen ellos?

08 de mayo de 2012

“En este mundo traidor, no hay verdad ni mentira: todo es según el cristal con que se mira”, lo decía el poeta, ensayista, filósofo, Ramón de Campoamor.

Y es así, porque todos tenemos unos afanes, un pasado, una forma del ver el mundo, unos compromisos. Cuando Jorge Ortiz califica de pasquín a este diario, desde él me asomo también a la vida, a más de desvelar una arrogancia infinita, no hace otra cosa que echarnos por delante todos sus compromisos.

En el pasado él se acomodó, fue parte, no sé si lo sea aún, de unos de los grupos económicos más poderosos, ese que tiene por cabeza a Fidel Egas, banquero, dueño de Teleamazonas, de revistas; y Jorge Ortiz ha sido vocero de esos intereses. No quiero con eso insultarlo, solo dejar sentado un dato. Entonces desde ahí se arrellanó para ver el mundo.

Solo que ese mundo repleto de inequidades se acostumbró a maltratarnos. Y unas voces mediáticas -Ortiz era de las más destacadas- estaban ahí para hacer el trabajo ideológico de persuasión, con el inútil afán de vendernos ese mundo como el mejor, el único posible.

Hoy estamos en una época distinta, con algunos sacudones, sin metrallas ni bombas, que nos dice que otro mundo es posible: con mejor educación, con mayor cobertura en salud, mundo que pretende ser amable, en donde lo público, ese que se relaciona con gentes de todos los colores, sea digno, sin mármoles ni incrustaciones de plata, solo limpio, transparente y paredes sin estucar.

Basta, eso es suficiente, la gente no necesita de mucho ruido y estridencias; la farra de otros años ha tocado fin y siempre quedará gente descontenta, es que las cosas ya no pasan solo por sus cristales.

Ya veremos qué no más nos deja esta revolución ciudadana, ya veremos. Cuánto tiempo dura, qué la puede superar y, una vez llegado el momento, ojalá no esté yo en la incómoda situación en la que hoy se encuentra Ortiz y algunos más de su tendencia.

Por ahora ellos, y entre ellos Jorge Ortiz, no hacen otra cosa que representar al pasado, anacrónico, repleto de injusticias, sucio, salpicado de fango, con colas insultantes. Un mundo sórdido que se creyó con derecho a partir a la sociedad entre acaudalados y desposeídos.

No hay revancha, solo es el tiempo de reivindicar lo nuestro que ahí ha estado siempre. Ellos lo olvidaron, ellos lo maltrataron.

¿Por qué, a pesar de tanto histrionismo en ese tinglado construido en medio de bravatas -así era el set televisivo- las cosas no cambiaron? Porque era sainete, entretenimiento, alienación. Algo pasó, y otra vez entre mentiras y verdades la esperanza debe abrirse paso.

Contenido externo patrocinado