Una vida dedicada al servicio a los demás fue la existencia de Doña Laurice Antón de Salem. Tanto en el voluntariado cómo en el servicio público, las páginas de servicio ciudadano llenaron toda la vida de Doña Laurice. Mujer integra, plena. Mujer fuerte, de liderazgos y fortalezas.
"Quien vive para servir, sirve para vivir" fue la norma de vida que se impuso la Sra. Laurice y vale decirlo: sin esperar nada a cambio.
"Una mujer grande, única y de hazañas". Doña Laurice ha partido y nos deja como legado las huellas imborrables de su hermoso trajinar de servir incondicional a los ciudadanos.
Sra. Laurice: mujer, madre, hermana, amiga, hija. Esposa de don Mauricio, juntos formaron un tronco de familia unida y solidaria.
Mujer fraterna que siempre estás presente. Ahora dónde te encuentres sigues sirviendo en la infinita obra de Dios.
Doña Laurice fue la primera mujer en ocupar la Prefectura del Guayas. Ocupó diversos cargos de elección popular; fue muy querida entre las bases que le reconocían su liderazgo. Mujer de mil batallas. Madre dedicada y tierna. Su recuerdo perfumado y tierno es eterno. Doña Laurice vivió en el amor y al amor regresó.