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El Telégrafo

En el nombre del Padre

21 de agosto de 2011

Los sacerdotes que luchan por el adelanto de sectores vulnerables tienen perfil muy bajo e impulsan obras gigantes de gran beneficio social. Cerca de Riobamba un sacerdote ha construido talleres de mecánica y carpintería para dar profesión a los muchachos de la calle. El cura de Penipe es famoso por su obra social impulsora de la productividad del cantón a través de fábricas populares.

En Baños el Prior del Santuario de la Virgen de Agua Santa, uno de los más ricos del país, tiene arrendado para hotel un edificio que serviría para el asilo de ancianos que tanta falta hace. Es propietario de la única radio local que no tiene una programación religiosa, ni educativa y está vedada a los jóvenes que requieren orientación para evadir la droga, el alcoholismo y la promiscuidad -que eleva el índice de madres solteras-, efectos secundarios de un turismo sin compromiso social.

El único programa social que hacía una monja, salió del aire por falta de pago al sacerdote. Detrás del bonito telón turístico, Baños se mantiene congelado en el tiempo, con un machismo exacerbado, ancianos en la miseria y en la calle, drogadicción, un sector campesino sin tecnología ni propuestas productivas y una migración que nos quita lo mejor de las nuevas generaciones.

Muy vinculado al alcalde recién revocado por su falta de obra y transparencia, el sacerdote opuesto a la nueva Ley de Comunicación y defensor público de la libertad de expresión, ha expulsado de la radio a la primera persona que emitió un criterio contrario a su amigo alcalde, y a la primera crítica personal que ha recibido, ha ordenado la publicación en un semanario local de una media página anónima, insultante y amenazante, anticipando que no se aceptarán más cuestionamientos a su labor, que más que pastoral es política, pues ya fue precandidato a la alcaldía y es seguro que también lo será en las elecciones venideras.

El vicario tiene una activa vida social vinculada a sectores pudientes que defienden la “obra” del párroco basada en un paternalismo de goteo, de pequeñas donaciones repartidas alegremente entre gente pobre que ve en las migajas la salvación del día, pero se hunden en  los graves problemas sociales en los que el Gobierno no interviene por falta de colaboración municipal.

Su presencia en los medios es siempre en oposición al Gobierno y a todo aquello que signifique cambiar el statu quo que deje sin espacio a este tipo de sacerdotes, que se relacionan con el poder local y requieren de pobres de alimento y de espíritu.

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