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El Telégrafo

En defensa de un culpable (I)

22 de marzo de 2012

El sargento Bales, según versión oficial asesinó a 16 afganos, pero el parlamento afgano ha implicado a una veintena de soldados estadounidenses. Pero esta no es la primera vez que se dan incidentes similares; años atrás, otros soldados americanos asesinaron a numerosos afganos, luego los mutilaron sin resquemor. De estas atrocidades es responsable Bush por haber ordenado invadir un país soberano; Obama, por su culpa, se encuentra ahora atrapado en un círculo infernal, de muy difícil salida. Gastaron 500.000 millones de dólares para incrementar sin fin el sufrimiento del pueblo afgano.

Después de más de una década de la invasión, el mismo Karzay, títere de los ocupantes, despotrica contra los invasores; los acusa de que “envían dinero para asesinar gente en este país” y ha amenazado con ponerse del lado del enemigo. Es que Afganistán es un lugar para volver loco a cualquier cuerdo, y no solo a Robert Bales, quien llegó intentando  llevar la libertad y la democracia a un país que no le pidió traerlas. A él le debe haber cabreado descubrir que Afganistán sea un narcoestado. En  2007, Afganistán produjo 8.200 toneladas de opio, el 93% de la heroína del mundo (informe de la ONU).

Según este organismo, el gobierno de los Talibán redujo a 185 toneladas esta producción. Luego de la invasión de la OTAN-EE.UU., la situación se invirtió y actualmente las tropas invasoras protegen las plantaciones de adormidera controladas por Karzai, que usa las utilidades para amañar elecciones sin que nadie pueda hacer algo. ¿Pero qué se puede hacer contra una mafia que maneja alrededor de 64.000 millones de dólares?

Pero donde hay dinero hasta el perro baila, y numerosos oficiales de la OTAN han sido acusados de transportar heroína a Europa. Este tráfico de heroína no se explica como el caso aislado de unos oficiales sin escrúpulos, sino que se enmarca en el sector nebuloso de los servicios secretos occidentales, que sí saben cómo encubrirlo.

El New York Times reveló que Walid Karzai, hermano fallecido del presidente afgano, había sido el capo del narcotráfico en Afganistán. El general ruso Garreev reveló que a los militares norteamericanos no les interesa combatir el narcotráfico porque la droga les reporta 50.000 millones de dólares de utilidad anual y la prensa rusa escribe que la heroína es transportada a bordo de aviones de la OTAN rumbo a Kirguizistán y Turquía.

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