Pese a que la izquierda en el proceso constitucional obtuvo el 80% de representantes, el domingo tuvo que pagar la factura de las revueltas del 2019. La izquierda calculaba que, si había logrado ganar en el proceso para redactar la nueva constitución, era obvio suponer que iban a tener la victoria en las presidenciales en la primera vuelta.
En esos días violentos, Boric estuvo presente en la organización de las revueltas estudiantiles La factura que ha tenido que pagar la izquierda, por decir lo menos, se la debe a su falta de una posición clara frente a los saqueos, destrozos, vandalismos, quema de iglesias y retratos de santos. El espíritu del chileno promedio de raigambre conservadora quedó herido.
Boric abanderaba la reforma constitucional que acababa de ganar la izquierda. Calculaba que, llegando al poder, contaría con una constitución diseñada a su talla y medida. En cambio, Katz debe mirar la misma constitución con ojos escépticos. Será una camisa de fuerza para la gobernanza y gobernabilidad en un escenario de triunfo del derechista Kast.
Luego de 30 años del regreso a la democracia, el balotaje será entre el candidato izquierdista más radical desde el gobierno de Allende versus el candidato más derechista después de Pinochet. Y por más razones e identidades que quieran identificar a Kast con el dictador militar parecería que no han calado en la decisión del electorado. El electorado más joven no recuerda los abusos del poder dados en la dictadura militar. Parecería que todos recuerdan más el crecimiento económico de la clase media especialmente.
La derecha viene de una derrota para la nueva constitución. No alcanzó la tercera parte de votos para influir en la redacción de la nueva carta magna. Pero luego de esta derrota, sus fuerzas se han reconstituido lo que los llevo a obtener 70 diputados y el 50% del Senado. Y, lo que es más importante, hoy se hallan con altísimas probabilidades de ganar la presidencia.
Chile siendo la cuna en América Latina tanto de gobiernos marxistas como neoliberales, ha renunciado a las ideologías para inclinarse por un pragmatismo que reclama paz, seguridad y crecimiento económico. Será muy difícil que el candidato de la izquierda logre convencer de que cumplirá con esas demandas ciudadanas. Este es otro de los hándicaps del joven candidato.
La balanza podrá inclinarse a favor del candidato de la derecha con el apoyo de los dos candidatos conservadores. El candidato de las redes sociales, Franco Parisi, y los del candidato gobiernista, Sebastián Sichel. A estos, se pueden sumar algunos votos de la candidata democristiana, Yasna Provoste.
El verdadero dilema que el electorado chileno enfrenta no será escoger entre izquierda y derecha. Será entre las conquistas en cuanto a educación, salud y un Producto Interno Bruto de los más altos de América Latina versus un modelo estatista.
El ciudadano promedio informado reconoce que el Producto Interno Bruto no es tan solo un concepto. Aunque en los tiempos actuales haya bajado el PIB, los ciudadanos saben reconocer que el incremento de este indicador redundará en la actividad económica, es decir, significa que el desempleo disminuirá. Tras un aumento del PIB, los ingresos fiscales del Estado se elevarán, puesto que este recaudará más impuestos y, por tanto, el Estado podrá gastar e invertir significativamente.
El electorado chileno exigirá de los dos candidatos ceder en temas sensibles de sus programas de gobierno. Kast, debería morigerar su posición frente al cambio climático y a los valores conservadores tradicionales que defiende. En cambio, a Boric le costará esconder la mochila pesada de la presencia del Partido Comunista y las revueltas violentas del 2019. Esto último le puede causar una descompensación con su electorado natural. Es a la izquierda que le queda cuesta arriba el ganar las próximas elecciones.
Veamos el 19 de diciembre si finalmente, si en Chile definieron el triunfo los excluidos de las protestas.