En busca de los intachables. Así titulaba la entrevista en un canal de televisión a un experto internacional delegado al proceso de selección de jueces para la Corte Nacional, y que lo tomo prestado porque de alguna manera calza con lo que los ecuatorianos queremos en la conformación de ese tribunal de justicia, del que se ha hablado bastante mal..
Y es que estamos buscando a personas que cuenten a su haber con una conducta intachable, pues la integridad es una de las cualidades más importantes del ser humano; más que ser un estilo de vida, tiene que ver con los valores y la ética que nos guía al relacionarnos y vivir con los demás y no se diga cuando ejercemos una función, de tal suerte que de acuerdo a la Constitución, son deberes y responsabilidades de los ecuatorianos, entre otras, asumir las funciones públicas como un servicio a la colectividad; y, ejercer la profesión u oficio con sujeción a la ética.
La meritocracia tan de moda en veces tapa y distrae al personaje, puesto que los cartones dan puntos pero no garantizan ni la probidad ni la ética en la función a desempeñar, lo que ha sido evidenciado en la Corte Nacional, con las excepciones que si las existen, porque como dice la conseja popular, de todo da la mata, verbi gracia los procesados en Metástasis y Purga sin contar los nombrados en esos bulliciosos casos, llegando a convertir a la Función Judicial en la sirvienta del poder político y del crimen organizado.
El escrutinio debe ser riguroso, sin perjuicio del control ciudadano. En buen romance, no deben tener rabo de paja, es cosa de hurgar nomás para no tener sorpresas en el ejercicio de la función; el candidato no debe estar vinculado con el poder político, como lo que pudo advertirse con el expresidente, el “político con toga y mallete” que desacreditó a la justicia, llegando incluso a reunirse a escondidas con el primo político y un dirigente social cristiano, amén de haberse guardado un audio, sabiendo de que por medio había un delito y chantajeado a la jueza que le entregó; audio del que sacó provecho.
La salud de la justicia ecuatoriana está en cuidados intensivos. La veeduría internacional nos da un respiro porque aspiramos que los jueces seleccionados estén a la altura de la normativa constitucional para garantizar el acceso a la justicia como derecho, contando con jueces imparciales, es decir sin prejuicios; independientes, que no se dejen seducir por el poder; y, competentes, es decir sabios y conocedores de la ley.