Luego de una campaña política atípica y frente a más de 80.000 candidaturas para las diversas dignidades, el próximo domingo los ecuatorianos comprendidos entre los 18 y 65 años de edad estamos obligados a expresar nuestra voluntad, votando para elegir autoridades seccionales de los gobiernos autónomos descentralizados municipales, provinciales y juntas parroquiales, y para integrar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), por lo que bien vale explicar lo que implica tan importante acto de soberanía popular.
Respecto a la elección de autoridades locales se debe recordar que el Estado, a través de todos sus niveles de gobierno encuentra justificación en la tarea de servir a la sociedad mediante acciones encaminadas a hacer realidad los derechos y generar las condiciones óptimas para su desarrollo y desenvolvimiento; en este caso, la decisión de los electores debería inclinarse por quienes con conocimiento y experiencia proponen planes de acción integrales y posibles, para lograr mejores condiciones sociales y económicas.
Lo del CPCCS es distinto y de otra dimensión, se trata de un órgano inconsulto distorsionador de la democracia y del modelo republicano, heredado del correato, fue utilizado con discurso embustero amplificado por el estado de propaganda, como instrumento para manipular y hasta anular espacios naturales de la sociedad plural, así como también para amplificar el poder y taras, como abuso, corrupción e impunidad. Este órgano debe ser eliminado de raíz.
Tenemos la oportunidad de adoptar decisiones sustanciales en los dos casos. En general, la votación será un medio para tratar de imaginar cómo se proyectarán las fuerzas políticas a las elecciones de 2021. Sobre el CPCCS, crece la opción legítima por el voto nulo, para señalar contundentemente la necesidad de eliminar cuanto antes ese órgano nefasto; será ocasión para recuperar la democracia y la dignidad, con pluralidad política y control al poder. (O)