La cercanía de electores y representantes presenta ciertas ventajas en los gobiernos locales: los habitantes de una localidad conocen muchos de sus problemas y pueden sugerir posibles soluciones, participando así más activa y directamente en el diseño y ejecución de políticas públicas.
Estos electores tienen también, potencialmente, mayor capacidad para evaluar a los candidatos a gobiernos locales, quienes generalmente son personas conocidas en la respectiva provincia, ciudad o parroquia. Si hay mayor conocimiento de la trayectoria pública y capacidades de los candidatos, teóricamente, debería elegirse mejor.
Sin embargo, si la cantidad de candidatos es desproporcionada y la calidad de muchos de ellos cuestionable, estas ventajas de las elecciones locales pueden diluirse. El elector puede sumirse en un estado de confusión ante la proliferación de candidatos y la falta o deficiencia de propuestas de campaña.
Esta última es la situación y desafío que enfrentará el Ecuador el próximo 24 de marzo en las elecciones seccionales. Se han presentado 80.281 candidatos para 5.682 cargos. Según las estadísticas disponibles, comparando con las últimas elecciones seccionales, hay un crecimiento notable no solo del número de candidatos sino también de movimientos políticos locales.
Frente al gran número de candidatos los medios de comunicación, las universidades, las organizaciones de la sociedad civil, tienen un rol fundamental. Todos ellos deben ayudar a que los candidatos presenten sus programas y a que los electores se informen para tomar la mejor decisión considerando el perfil que demanda el cargo.
Se requiere que las autoridades locales tengan vocación de servicio y cuenten con cierta formación o experiencia en gestión, así como capacidad de diálogo. Se requiere y es muy importante, que sean personas honestas, lo cual conlleva una básica consistencia ideológica y un programa concreto y realizable con el que realmente se comprometan. (O)