No hay peor cosa que estar caminando con pasos acelerados hacia el abismo, estar consciente de lo que sucederá y no hacer nada para evitarlo, no hay peor cosa que engañarse, mentirse y acomodarse para morir sin pena ni gloria.
En el umbral de la campaña electoral, varios partidos y movimientos políticos, no han aprendido la lección y presentarán lamentables cuadros y personajillos que, no tienen ni la más remota idea de lo que significa la administración pública, que no articulan ni articularán una propuesta sensata, ni lograrán ejecutorias efectivas, más allá de conseguir las asignaciones presupuestarias electorales del fondo para partidos que exige un mínimo de votos para su subsistencia o mejor dicho, para la subsistencia de sus dirigentes. El pueblo y sus necesidades, su lacerante realidad son para ellos, solo un dato que utilizan para sus protervos intereses.
Hoy por hoy, los partidos se alquilan, se prestan y se subastan para que el mejor postor satisfaga sus ansias de poder, no cabe duda que la estructura electoral ha fracasado rotundamente, es evidente e impostergable la necesidad de una profunda reforma, la desgracia total se configura plenamente porque los llamados a hacerlo, son precisamente quienes nacieron de ese esquema, es decir los políticos en activo.
El innegable proceso de degeneración de la democracia, ha sido detectado por la opinión pública y diagnósticos especializados que están claros en la enfermedad, pero volvemos a la misma dinámica política, insistimos en la inacción y el error, estamos condenados a no cambiar, a no innovar y a volver tal como vuelve siempre el perro arrepentido…
Para completar el cuadro del desastre eleccionario, es ineludible referirse a las mentiras y direccionamientos que durante la campaña nos esperan, tal como el lobo a caperucita roja. Los pensadores actuales hablan del Microtargeting, que es la segmentación, individualización e identificación, orientada a que los votantes no se informen del fondo y la argumentación política, sino que se los manipula con publicidad electoral adaptada a sus gustos, a su psicograma, lo que constituye una gran amenaza al sistema democrático porque la mayoría de veces se recurre a las noticias falsas, calumnias e injurias, sin esperanza de que aparezca leñador alguno.
Se nos avecina una vorágine de candidaturas deplorables, con grilletes y guitarras de por medio, con antecedentes nefastos, glosas y pactos inconfesables, presenciaremos entre absortos e indignados, discursos y estrategias que van desde la demagogia hasta la misoginia, verbigracia aquellos innombrables candidatos que, en una flagrante violación a la ley electoral, ya han iniciado la campaña utilizando un lenguaje procaz e inaceptables agresiones a la mujer ecuatoriana, que ofende también a los hombres.
Ahora lamentablemente, no serán los argumentos, sino quien ofrezca el “mejor” espectáculo el que gane las elecciones. Otros, entre chistes y canciones es posible que ganen, seguro volverán por lo que les faltó…
Desde luego que existen excepciones, que hay candidaturas de buen nivel, con experiencia, conocimiento y formación que confirman la regla, pero hay que buscarlas con palo de romero.
Se impone una reforma electoral drástica, que circunscriba la participación política a quienes cumplan con básicos requisitos académicos, de honorabilidad y respeto a la ley, que proscriba a los sabidos, incapaces y ladrones. La pregunta es: ¿quién le pone el cascabel al gato?
Al parecer los ecuatorianos estamos frente al olmo esperando que crezcan las peras…