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El Telégrafo
Mauricio Riofrío Cuadrado

Elecciones entre dramas y fantasmas

02 de julio de 2023

El fantasma del fraude electoral está siempre presente en el imaginario social ecuatoriano, arrecian las dudas, pronunciamientos, denuncias de irregularidades y juicios que nos hacen percibir que “algo huele mal en Dinamarca”, tal como en la tragedia de Shakespeare, el drama de la transparencia en las elecciones ecuatorianas no tiene fin. 

No cabe duda que pasada la primera veintena de años del siglo 21, el panorama electoral se ha modificado y sintoniza ineludiblemente con las nuevas tendencias, el avance tecnológico ha desbordado toda acción relacionada con el control y sanción, a causa del cometimiento de delitos electorales, así las cosas hay que prevenir, es insólito que empecemos a normalizar el engaño, la ilegalidad, el dato falso, las encuestas direccionadas y un largo etcétera que emana de la actividad electoral.

La corrupción actúa como un pegamento, que une todo tipo de especímenes y engendros políticos para el contubernio y la trampa, los enemigos de ayer, son los íntimos amigos de hoy y para mañana muy probablemente ya estén separados, porque las conveniencias del momento talvez así lo exijan. Estamos ante la titánica misión de buscar, hasta debajo de las piedras, alguna reserva ética.

Lo que se nos avecina inmediatamente es el intento de manipular emociones, voluntades y decisiones a través de calculados algoritmos de difícil comprensión para el común de los mortales. Los que buscan los votos utilizarán la Big Data y quienes los cuentan echarán mano de los algoritmos, así va la cosa… 

En los próximos días estaremos abocados sin remedio, a ser bombardeados por las redes sociales con información de toda índole, donde el discurso, la argumentación y la verdad están proscritos porque no son virales, las imágenes y la inmediatez de un tuit superan el debate.

Pero el debate tampoco da luces, la ausencia de propuestas concretas y la banal e intrascendente polémica, solo confirma una morbosa actitud frente a los problemas de la nación, es evidente la crisis de la democracia, causada desgraciadamente por la incapacidad de los políticos para escuchar a los demás y hablar con propiedad de propuestas y soluciones. Esperemos sinceramente que salte la liebre de la inteligencia. 

El Consejo Nacional Electoral cuenta los votos y todos los ojos del Ecuador estarán sobre el mecanismo de control electoral, conteo, transmisión de datos y escaneo de actas, las dudas de las organizaciones políticas y sociedad civil deberán ser despejadas con absoluta pulcritud y claridad meridiana, sin apagones, sin caídas del sistema, ni nada que se le parezca.  

Todos esperamos transparencia y juego limpio, sin claudicaciones o pretextos, ya no estamos para deficiencias en la organización, ni falta de profesionalismo, tampoco sería justo que existan vacíos reglamentarios que provoquen discrecionalidades, sería lamentable que la institucionalidad no esté a la altura de las circunstancias.

El Ecuador entero está pendiente también de la renovación del organismo electoral, sería intolerable que se produzcan irregularidades en la renovación parcial de consejeros del CNE. La corruptela además de haberse modernizado tiene un amplio y sofisticado alcance, desde el reciclaje de cuadros al margen de la ley, hasta la cínica postura de cumplimiento de la normativa, a través de artimañas y leguleyadas. Están claros los intereses políticos y por supuesto económicos.    

Ya en los años 1600 aquel que sigue siendo referente literario de la humanidad, Don Francisco de Quevedo dirigía sus dardos a la clase política de ese tiempo con certeros versos que siguen vigentes:

“…Es galán como un oro/ tiene quebrado el color/ persona de gran valor/ tan cristiano como moro/ pues da y quita el decoro/ y quebranta cualquier fuero/ poderoso caballero es Don Dinero…”

En 2023, sigue el drama…

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