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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

Elecciones en Ecuador: el juego de fondo

24 de agosto de 2023

La crisis que derivó en las elecciones anticipadas en Ecuador realizadas el 20 de agosto de 2023, no fue producto del enfrentamiento entre el ejecutivo y la mayoría de la Asamblea: esa es la apariencia y el efecto. La verdadera cuestión tuvo que ver con la medición de campos de fuerza que no lograron decantarse en torno a la judicialización de actores políticos potentes y el desangre en las calles, causada por la acción armada violenta del nivel más bajo de los operadores de la economía ilegal, insertada al mercado mundial y gestionada por grupos de poder, cuyo inmenso capital se concentraría en la costa.  

Frente a las elecciones y el corolario del terrible asesinato de un candidato, la demanda de los ciudadanos fue la erradicación de la violencia. En cambio, el objetivo de los grupos de poder fue zanjar la disputa, por el lugar de mando y la consecuente subordinación en la cadena de las fracciones y operadores, para la gestión de la violencia, la decadente economía petrolera, los recursos mineros, la economía ilícita y la deuda externa, cuyo “riesgo país” se movió extrañamente.

Independientemente de quien llegue a la presidencia, el problema de la medición de fuerzas partidistas que representan a las fracciones de poder, continuaría y se visibilizaría en la Asamblea. Es ahí donde se ahondarían los conflictos o se legitimaría un acuerdo mínimo, para gestionar la forma como Ecuador sobrevivirá. Claro está, sus actores no serán autónomos, porque el poder funciona en otros planos y es relacional.

Para el análisis es necesario mirar los otros elementos políticos presentes en el proceso electoral. Lo más trascedente no fue en realidad la elección de finalistas para la presidencia, sino las consultas sobre el Chocó Andino y el Yasuní. Grupos de la sierra coherente con su tradición, procuran ver más el bosque que el árbol y avanzan en un proyecto político ambiental territorial. El alto porcentaje con que ganaron muestra que los sentidos de los ecuatorianos han cambiado.

El tema ambiental será en adelante el fundamento de lo político, la política y su discurso. Si Ecuador resiste, posiblemente aparecerá un proyecto nacional, el cuarto desde que se creó el país. Si es así, ese proyecto deberá fundamentar los nuevos elementos de identidad nacional posmoderna, para restituir el tejido social y definir cómo vamos a jugar en la nueva etapa de la globalización.

 

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