En estos días, en los que se destruye la política, si es que acaso existió o fue sombra de la dialéctica; en estos días en los que el miedo sega la alegría; en estos días en los que la moneda devora el espíritu; en estos días en los que parecemos zombis en un laberinto sin salida; en estos precisos días, ha valido ir hacia “La conquista de lo maravilloso”.
Aldo Pellegrini (1903-1973) nos legó más que un libro, un manual para distinguir entre el vivir inhumano y el vivir poéticamente, el único camino para la realización de lo que somos, unos seres realistas a tal punto que convertimos lo que está afuera, es decir a todas las cosas y elementos de este mundo, en algo subjetivamente maravilloso.
Vivir de manera maravillosa significa vivir poéticamente, camino o forma que permite la interiorización recreativa de lo que nos rodea, desde el punto diminuto, hasta el cosmos infinito. Somos seres en constante producción imaginativa. Lo maravilloso es la vida en imaginación, confeccionada con imágenes y palabras renovadas. No hay posibilidad de vivir sin maravillarlo todo mediante la imagen y la narración recreada, en estado de amor, dolor o humor.
¿Cómo vivir en la imaginación, y por lo tanto en la realidad? Tal vez conociendo nuestra imaginación y liberándola de las convenciones oscuras. Impidiendo que otros seres iguales que nosotros, pero incapaces de vivir poéticamente, nos impongan nuestra manera de imaginar para controlar nuestro cuerpo y nuestro espíritu por medio de relatos convencionales inoculados mediante la repetición, para anular nuestra capacidad de vivir y conquistar lo maravilloso. El dinero es un objeto; nos relacionamos con él de manera maravillosa, creemos que es lo mejor que existe y lo único que vale maravillar. Ese objeto fue inventado para un fin práctico y luego convertido en un fetiche para someternos e impedir que vivamos poéticamente. El sobretrabajo, el sobreconsumo y los dogmas impiden la vida maravillosa.
Cuando los seres humanos vivamos poéticamente, se acabará la violencia, la guerra y la estupidez. Eso es posible: “Lo maravilloso nos impulsa a que la vida sea un sueño que se concrete”. “En el vivir maravilloso se cumplen las tres condiciones de la vida en su triple aspecto ético, estético y fáctico” (Pellegrini). La realidad es poética y maravillosa; somos nosotros los que la vivimos así o de otra forma inhumana.