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El Telégrafo

El verdadero enemigo

09 de julio de 2011

Con fecha 01-07-2011 el diario El Universo, en su editorial con el título de nuestro artículo,  señala que la delincuencia “es el verdadero enemigo, contra quien el Estado está obligado a protegernos por mandato constitucional”. Si bien el Estado está obligado a defendernos de la delincuencia, esta no es el verdadero enemigo de los ecuatorianos, yo la pongo en tercer lugar. Si fuera el principal enemigo, la mayor cantidad de recursos del Gobierno y de los municipios debería ser para la Policía y convertirnos en una sociedad policial.

El principal y verdadero enemigo del Ecuador es la escasa y pobre educación de la mayoría de sus habitantes, que tiene ocho años de estudios de promedio. Es decir, una gran cantidad de habitantes tiene escasos grados de escolaridad, muchos son semianalfabetos y la mayoría analfabetos funcionales para el trabajo, de acuerdo a las exigencias de la era de la información. Según Bernardo Kliksberg, experto mundial en pobreza y desarrollo, se requiere por lo menos ser bachiller. Es en la educación donde todos en mayor cantidad debemos invertir.

El Gobierno realiza importantes esfuerzos para ampliar la cobertura educativa. Hace falta fortalecer la inclusión educativa, que todos los niños y adolescentes no solamente se matriculen, sino que permanezcan en los preescolares, escuelas y colegios. Se requiere urgentemente reemplazar las disposiciones reglamentarias sobre la promoción escolar que en forma injusta, discriminatoria, anacrónica, colonialista y hasta criminal, hace repetir materias que se aprueban, por causa o culpa de otras materias que no se aprueban.

El segundo verdadero enemigo del Ecuador es la evasión de impuestos. Muchos profesionales, negocios lucrativos y en especial las más grandes empresas nacionales y extranjeras, no pagan los impuestos en proporción a sus ingresos y ganancias; no colaboran con justicia hacia el bien común, a eliminar los desequilibrios económicos y sociales extremos, causa principal de la pobreza y de la delincuencia.

Los grandes cambios culturales y educativos en ningún país del mundo se han realizado en cuatro o cinco años, mínimo se requiere el doble. A todo niño, adolescente y ciudadano, sin excepción, se le debe proporcionar la estrategia de aprendizaje más adecuada a sus potencialidades específicas. Además, todos los ciudadanos deben seguir estudiando y preparándose permanentemente en las áreas en que demuestran competencias hasta el límite de sus potencialidades, para no ser un frustrado intelectual o caer en la delincuencia.

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