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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

El último de los tribunos

09 de diciembre de 2017

En la antigua república romana, el tribuno ejercía funciones administrativas, económicas, civiles y militares. Particularmente, el tribuno de la plebe defendía a los plebeyos, quienes eran mayoría. Los tribunos eran elegidos precisamente por los ciudadanos plebeyos para ser sus magistrados y requerían estar protegidos de cualquier daño que quisiera ocasionársele.

En la práctica constituía un contrapoder plebeyo para enfrentar el poder de los patricios. El tribuno plebeyo ejercía su poder, lo que posibilitaba que incluso pudiera detener la maquinaria estatal si percibía que se cometía alguna injusticia en contra de su tribu. Sentados en los bancos y no en las sillas curules de los magistrados patricios, desprovistos de insignias, el rol de los tribunos de la plebe fue vital para defender los derechos de su pueblo.

Hoy, frente al enorme daño moral, social y político ocasionado por las acciones del vicepresidente Jorge Glas, hemos podido constatar -con algo de esperanza en medio de tanto desengaño- cómo César Montúfar, a través de una acusación particular levantada contra Glas, ha acabado representando a esa ciudadanía plebeya ecuatoriana, vilipendiada. No tenemos que coincidir ideológicamente con Montúfar para apreciar el rol que está desempeñando en este oprobioso juicio.

El papel acusatorio de César Montúfar, finalmente un solo individuo, pone en evidencia la debilidad de las instituciones de control del Estado durante la autodenominada Revolución Ciudadana, la cual supuestamente venía a fortalecer un proyecto democrático participativo, que se llenaba la boca hablando del poder ciudadano, de rendición de cuentas y de control social de lo público. Un individuo termina haciendo lo que todo el Consejo de Participación Ciudadana, que nos ha costado millones de dólares, fue incapaz de hacer.

Si bien los jueces deben presumir la inocencia, los ciudadanos deben ejercer el principio de la desconfianza. En las democracias modernas se trata de ejercer prácticas de control, obstrucción y juicio, mediante las cuales una sociedad cumple poderes de corrección y presión. Esto lo ha hecho Montúfar, con altivez y valentía, pidiendo la máxima pena para el acusado. Las cualidades de tribuno de la plebe han revelado pocas personas y asociaciones, en estos difíciles momentos de intimidaciones y temor, por ello se valora su coraje. (O)

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