Alejado por completo de toda situación o interés político, escribo esta nota después de escuchar por Telesur la intervención del presidente de Nicaragua, don Daniel Ortega, ante un nutrido grupo de jóvenes y representantes de la sociedad civil de la patria de Sandino y Rubén Darío.
Lo más notable de la gestión gubernativa del Presidente reelecto y que ha motivado este artículo, es el logro de la seguridad ciudadana y de la paz social. Los hechos demuestran que Nicaragua es el país con menor índice de delincuencia y criminalidad en Centroamérica. Solo este hecho amerita, explica y justifica el pronunciamiento mayoritario de los electores para que este líder sea confirmado en su puesto, por mandato de la soberanía popular expresada en las urnas.
El mantenimiento del orden y la paz, la educación, la salud y la búsqueda permanente del bien común general es y debe ser el compromiso mayor de todo estadista. A esto se agrega el respeto al derecho ajeno, la garantía necesaria para el desenvolvimiento de los negocios privados, que redunda en la seguridad jurídica indispensable para la inversión nacional o extranjera; son los requisitos básicos para el desarrollo de una nación que ahora los cientistas de la economía llaman “crecimiento”.
Hacemos votos porque la patria de Sandino siga caminando por el sendero de la paz, el orden y la prosperidad, para bien de sus habitantes.