La modernidad surge en la conciencia del trabajo. Para Marx, el trabajo es la fuente de riqueza fundamental. Ni la tierra, ni el oro por sí mismos generan y agregan valor. Solo el trabajo lo hace, es decir, esa capacidad fundamental del ser humano, destinada a la producción de algo socialmente relevante.
Esa capacidad se expresa en determinadas actividades que organizan y determinan la fisonomía de la sociedad actual y que sin duda define la vida de las personas. No es como dice La Biblia en uno de sus mitos, (Génesis 3:19) que el ser humano fue expulsado del jardín del paraíso para ganarse el pan con el sudor de su frente.
La sociedad capitalista nos ha mostrado que el paraíso puede ser construido en la tierra gracias al trabajo y a la idea fundamental de la libertad que permite precisamente la existencia del trabajo. Pero gracias a la misma sociedad capitalista sabemos que la acumulación desproporcionada de riquezas que exceden en determinado momento el poder de la organización social basada en la libertad; anula la libertad y la posibilidad del trabajo. También sabemos que la organización social para la defensa del trabajo es cada vez más difícil en un contexto en el que la libertad es puesta al servicio de la pura extracción de excedentes.
El Neoliberalismo afirma que la riqueza produce riqueza pero olvida el hecho de que la riqueza es producida por el trabajo. No se puede usar la idea de la libertad para socavar la importancia del trabajo, sin caer en la disolución de la sociedad democrática. Pero tampoco se puede restringir el ejercicio de la libertad para corregir las fallas de un sistema que en verdad no se sustenta en el poder del Estado sino en la estricta acción ciudadana.
El paraíso puede ser construido en la tierra, tenemos las condiciones técnicas (trabajo acumulado) para ello, pero por lo visto no es suficiente. Es la conciencia de la libertad, una conciencia política dirigida de manera enfática a la defensa y promoción de la vida (y del trabajo de las personas), la que nos puede dar algún chance de resolver las contradicciones estructurales del moderno sistema de vida. (O)