Publicidad

Ecuador, 22 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Simón Valdivieso Vintimilla

El tiempo

01 de enero de 2021

El tiempo es bastante amable con nosotros, sus fugaces pasajeros, y nos da permiso para creer que hoy puede ser el primero de los días, y para querer que sea alegre como los colores de una verdulería. Es el pensamiento del entrañable Eduardo Galeano, oportuno para la fecha e inicio de un nuevo ciclo para la humanidad.

Y es que lo encontramos releyendo “Los hijos de los días”; una suerte de calendario originalísimo, capaz de revelar todo lo que esconde la sucesión previsible de los días , y  cuando abrimos la primera página y nos hallamos con el primer día del mes de enero, del que Galeano dice, hoy no es el primer día del año para los mayas, los judíos, los árabes, los chinos y otros muchos habitantes de este mundo. La fecha fue inventada por Roma, la Roma imperial y bendecida por la Roma vaticana.

Para el último día del año Galeano nos recuerda que en el año 208, Serenus Sammonicus escribió en Roma un libro, “Asuntos secretos” donde revelaba sus descubrimientos en el arte de la sanación y proponía, entre otros remedios, un infalible método para evitar la fiebre terciana y espantar la muerte: había que colgarse al pecho una palabra y protegerse con ella noche y día. Era la palabra “Abracadabra”, que quiere decir “Envía tu fuego hasta el final”.  Siempre Roma.

El año 2020 para la humanidad entera ha sido un año fatal y en ese norte, fuimos testigos del desempolvar de libros, en ese afán de encontrar respuestas, y de casualidad nos encontramos con el novelista francés Albert Camus a quien se le atribuye  “Lo peor de la peste no es que mata a los cuerpos, sino que desnuda las almas y ese espectáculo suele ser horroroso”. Eso es exactamente lo que estamos viviendo, pero además la parca hizo y sigue haciendo  su agosto en el mundo. Por ello creemos que en este año 2021 hay que  seguir a pie juntillas la receta del médico de dos emperadores  y poeta romano.  Y para concluir: a mal tiempo, buena cara. Abrigamos la esperanza que el nuevo año sea el sepulturero de todos los males del año pasado.

 

 

 

 

 

Contenido externo patrocinado