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El Telégrafo

El sur está en el norte

18 de abril de 2012

Hace unos años la situación de los países del sur y de los del norte era bien diferenciada. Los primeros eran llamados pobres y los otros ricos, subdesarrollados y desarrollados, atrasados y avanzados… Los del norte intervenían en los del sur para, decían, ponernos en las vías del progreso, del orden y de la democracia mientras se llevan nuestras materias primas a precio de gallina robada. Al nivel religioso, en el norte estaba la verdad, el pensamiento y la salvación.

Hoy las cosas han cambiado. El sistema capitalista impuesto desde el norte se ha mostrado incapaz de hacer retroceder la pobreza, el hambre y la destrucción de la naturaleza. Ahora, en los mismos países del norte, los pobres y los desempleados no dejan de aumentar y la contaminación es una plaga incontenible.

La ingobernabilidad está a la orden del día por las medidas catastróficas de la OMC (Organización Mundial del Comercio). Al nivel eclesial, los países del norte ven sus iglesias vaciarse y las intervenciones del Vaticano perder su relevancia.

Mientras tanto, los países del sur eligen gobiernos que tratan de mejorar las condiciones de vida de su población. Buscan unirse para mejorar sus lazos comerciales y resolver pacíficamente sus conflictos. Los pueblos indígenas proponen, como ya lo había notado monseñor Leonidas Proaño, un modelo alternativo de hacer política, economía, cultura y espiritualidad a partir de sus propias vivencias y sabidurías milenarias.

Los cristianos latinoamericanos no se quedan atrás. Descubren que la Biblia es fuente de dignidad y de liberación, apoyados por pastores que despertaron gracias al Concilio Vaticano 2º y a sus reuniones latinoamericanas.

Los cristianos pobres se unieron en comunidades eclesiales de base y reconocen que son la Iglesia de los Pobres deseada por el papa Juan 23.

Dieron a luz nuevas maneras de concebir y vivir la fe, la Iglesia, la teología, los dogmas, los sacramentos, la religiosidad popular.

En solidaridad con estas comunidades, laicos y sacerdotes escribieron estas novedades y aparecieron la teología de la liberación, la opción por las causas de los pobres, la dimensión política de la fe, la espiritualidad liberadora… que fueron integradas al magisterio y a la Iglesia universal.

Cada vez más los países del norte miran hacia el sur para encontrar caminos políticos y religiosos que le ayuden a salir del empantanamiento en el que se encuentran. Sigamos adelante en estas novedades y alternativas para el bien de todas y todos, como de la naturaleza.

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