Al unísono, y sin pensarlo dos veces, el pueblo ecuatoriano se puso de pie ya entrada la noche, al término de los dos eternos minutos que duró el devastador terremoto de 7,8 grados Richter del 16 de abril. Dio prioridad al rescate de las víctimas que quedaron atrapadas en los escombros, en espera de centenares de rescatistas profesionales que fueron llegando de todo el país y del extranjero, logrando sacar con vida a más de ciento diez víctimas.
Gracias a la colaboración inicial de los medios de comunicación y de redes sociales, se conocieron casos heroicos de un pueblo unido que se fue organizando solidario sin parar mentes en ideologías o politiquería, lo que demuestra su potencial para construir el futuro.
Surgió a través del país la generosidad nacional e internacional con envíos de agua, comida, ropa, dinero, incluido el sector privado, como empresas procesadoras de agua, que la reparten en abundancia y empresarios de funerarias que pusieron a disposición centenares de ataúdes. Infortunadamente se ha generado la manipulación mediática a la hora de las leyes sobre recaudación de fondos entre los más pudientes para la reconstrucción.
Que el pueblo, empoderado por razones cada vez más profundas, no simplemente coyunturales, se siga uniendo y organizando comunalmente para hacer posible la democracia participativa, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Mis condolencias a todas las familias que lloran sus muertos en condiciones tan dolorosas, y mi solidaridad con los heridos, los que perdieron sus casas, empleo, empresas, quedando a la intemperie. No pierdan la esperanza. El país ha superado terremotos más graves aún, como el más terrible de la historia, en febrero de 1797 de 8,3 grados Richter, que dejó 40.000 muertos, arrasada Riobamba y semidestruidas Ambato, Guaranda, Latacunga, Alausí y muchas otras poblaciones de la Sierra central, y como el de Ambato en 1949, con 5.000 muertos, que arrasó con esa ciudad y otros 30 pueblos cercanos, sobre todo Pelileo, Patate, Píllaro y Guano, como lo recuerda el historiador Jorge Núñez, destacando que los tungurahuenses y ambateños “sacaron fuerzas de su flaqueza y mostraron un formidable temple humano, al reconstruir en relativamente pocos años sus ciudades y pueblos, con la ayuda solidaria del país y del mundo”.
Así está ocurriendo ahora, bajo el liderato incansable y efectivo del presidente Correa. Gracias a lo realizado hasta ahora en infraestructura, sistema de salud, hospitales móviles, comunicaciones, etc., el país está en mejores condiciones para su reconstrucción. Es el momento de la unidad y de la generosidad nacional e internacional.
Nota: De Venezuela llegó el primer avión solidario que aterrizó en Manta. No olvidemos su propia tragedia y amenazas que enfrenta. La Misión Verdad ha tenido acceso a un documento del Comando Sur de EE.UU. titulado ‘Operación Venezuela Freedom-2’, plan para sacar del Gobierno al presidente Maduro, no por la vía electoral. De concretarse, la salida será violenta. Léalo en http://www.aporrea.org/actualidad/a225615. (O)