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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

El significado oculto del 'correísmo'

23 de agosto de 2016

Ante la violencia que crece exponencialmente a nivel mundial, sea la del Estado Islámico o la que genera el decadente sistema capitalista, la institucionalizada, la antifeminista, la del narcotráfico, la del paramilitarismo, la del racismo y xenofobia, la del consumo de drogas, la de la corrupción … la lista es larga, recobra actualidad el discurso de Charles Chaplin, en su papel del barbero judío, al final de la película El Gran Dictador, 1940, obra maestra de la que fue director y protagonista, vigente hoy más que nunca. En 1952 le costó la expulsión de los EE.UU. macartistas, acusado de pertenecer al Partido Comunista.

Valga citar unos párrafos, entre los que enfatizó con emoción oratoria:

“No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas...

“Hemos progresado muy de prisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo…

“No os entreguéis a esos que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir”. (Pocos años después El Principito advertiría a los niños: “tengan cuidado con los baobabs”).

“No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina. Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois hombres.

Lleváis el amor de la humanidad en vuestros corazones, no el odio. Solo los que no aman odian, los que no aman y los inhumanos. No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad…

“En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres solo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón… En nombre de la democracia, debemos unirnos todos”.

Para escuchar todo el discurso:

Hay que luchar, en particular, contra la violencia para acceder al poder. (O)

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