Publicidad

Ecuador, 06 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Lucrecia Maldonado

El reino de este mundo

02 de marzo de 2016

Una institución catalana me invitó a participar en un evento a través de la presentación de una ponencia y de un taller que debería dictar en Barcelona durante las primeras semanas del mes de marzo. Confiada, hice los trámites y finalicé presentando mi documentación para la visa Schengen. Según yo, todo estaba perfecto. Pero la visa me fue denegada. ¿Razones? Según la notificación que me informaba el particular: 1. No demostraba cómo iría a subsistir ‘legalmente’ los días de mi estadía en España ni si tenía medios económicos para regresar a mi país de origen o residencia (adjunté la reserva de vuelo en donde se indicaba que estaba pagado por adelantado el pasaje de ida y vuelta, también adjunté certificados que hablaban de mi casi cuarto de siglo de estabilidad laboral y el monto de mi sueldo). 2. No habían podido establecer mi intención de abandonar los Estados miembros antes de que expirara el visado (en la reserva de vuelo constaban fecha, hora y números de vuelo de regreso).

Como no soy una persona que se la pase viajando de aquí para allá, supongo que pagué una novatada: la novatada de hacer las cosas limpiamente, sin comprender los intríngulis del mundo en que vivimos. Al comentar con varias personas, por ejemplo, escuché algunas veces la expresión: “los españoles son así”. ¿Así? ¿Cómo? Toda la gente de la península que yo he conocido y con la que he establecido lazos de amistad ha sido más bien gente de pensamiento amplio, de corazón abierto, de buenos sentimientos… Pero supongo que esas cualidades no sirven de mucho cuando se trata de ser funcionario de un consulado, seas o no seas español.  Luego me dieron otras claves: lo que importa son los saldos de las cuentas bancarias. Puedes tener una carta de invitación, cinco cartas de invitación, veinticinco mil cartas de invitación. Puedes tener reserva de hotel, pasaje de ida y vuelta (lo que no quieren ver, no lo ven, nomás). Puedes tener un historial nítido en tu vida personal, judicial o social… No importa. Si el saldo promedio de tu cuenta de ahorros no va de cuatro cifras altas a cinco lo más probable es que estés fuera de juego. Hagas lo que hagas. Seas quien seas.

Por preguntar, me pregunto: ¿cuál sería el saldo promedio de los ahorros de los Pizarro y de los Almagro cuando sin pedir permiso a nadie cayeron por aquí a organizar destrozo tras destrozo? ¿Cuál sería el saldo promedio de los ahorros de los refugiados de la Guerra Civil que llegaron creo que con poco más que lo puesto e igual se los recibió con toda consideración por estas tierras? Aquí y ahora, ¿cuál fue, en el momento de salir de España, el saldo promedio de las cuentas de ahorro de los ‘prometeos’ españoles que se encuentran trabajando en nuestras universidades y otras instituciones? Para ‘ayudarme’, alguien me sugirió que en una próxima ‘inflara’ el saldo de mi cuenta de ahorros antes de presentar la documentación para la visa. Obviamente, la desinflaría a los cinco minutos. Cuando me sorprendí (ingenua de mí) me dijo que eso es lo que se hace: se pide una transferencia a algún allegado de confianza con plata y luego de unos días, cuando ya se dio la buena impresión necesaria, el dinero regresa a la cuenta original. ‘Ha sabido ser’ una práctica común… como tantas otras que los ingenuos e ingenuas que no pertenecemos al reino de este mundo ignoramos… Pero está visto que si de ingenuidad se trata, no somos los únicos ni las únicas: hecha la ley, hecha la trampa. (O)

Contenido externo patrocinado