Me dio mucha alegría ver jugar a Giovanni Lapentti esta semana en el torneo Challenger Ciudad de Guayaquil, pues vi a un Giovanni totalmente diferente del que había visto hace apenas tres meses, durante el torneo Future 1 de Guayaquil.
Giovanni comenzaba en ese entonces su improbable retorno al tenis profesional y buscaba recuperarse de 2 operaciones en su rodilla derecha, la primera en julio de 2011 y cuando estaba prácticamente recuperado debió someterse a una segunda, en octubre de ese año, tras una caída en las gradas del coliseo Voltaire Paladines Polo durante el partido de despedida del tenis profesional de su hermano Nicolás frente a Pete Sampras.
El pronóstico de los médicos fue que su carrera como tenista de alta competencia estaba terminada, Giova durante un tiempo aceptó con resignación este diagnóstico, pero impulsado y motivado por su esposa Andrea y por su propia pasión por el tenis comenzó su rehabilitación y entrenamiento, con la meta de volver a las canchas para que su pequeña hija Giulianna lo vea jugar como en sus mejores momentos.
Giovanni volvió a jugar su primer torneo después de más de 2 años de inactividad en el Challenger de Medellín, donde cayó en primera ronda frente al colombiano Michael Quintero; sin embargo, había dado un paso adelante aunque todavía le quedaba mucho camino por recorrer.
La semana previa al Future 1 de Guayaquil estuvimos entrenando juntos y la verdad es que lo veía muy lejos de su mejor nivel, su reacción y su movilidad no eran las mismas de años anteriores, se cansaba rápidamente, sin embargo consiguió el primer triunfo de lo que podríamos llamar su segunda carrera, al derrotar al joven argentino Lautaro Pane para luego caer derrotado contra Emilio Gómez en dos rápidos sets.
Pero Giovanni siguió adelante con su entrenamiento, fortaleciendo su rodilla día a día y mejorando en su condición física. Apenas un mes más tarde consigue llegar a la semifinal del Challenger de Quito, dejando en el camino a rivales como el brasileño Joao Souza y el italiano Gianluigi Quinzi, y Emilio Gómez en cuartos de final, antes de caer en semifinales contra Víctor Estrella, quien a la postre se coronaría campeón.
Una performance esperanzadora, en un torneo donde Giovanni siempre ha tenido grandes resultados, pues ha levantado la copa de campeón en cuatro oportunidades en los 2.800 metros de altura de la capital.
El tenis de Giova siempre se adaptó muy bien a las condiciones rápidas de Quito, donde su servicio le permite jugar puntos más cortos, correr menos y desgastarse menos física y mentalmente.
Pero a mí me quedaba la incógnita de saber cómo jugaría al nivel del mar, donde la pelota es más pesada, los intercambios son más prolongados e intensos, y el trabajo de piernas adquiere un papel aún más importante.
El debut de Giovanni sorprendió a propios y extraños. Jugó un tenis agresivo, contundente y sólido. Superó cómodamente a Julio Campozano y en la segunda ronda, tras perder el primer set contra el argentino Juan Londero, no perdió la compostura, mantuvo la calma y comenzó a tomar la pelota más temprano, a mover a su rival por toda la cancha, a atacar su revés y lo superó claramente en los 2 sets siguientes, para meterse en los cuartos de final.
No pude ver el partido de cuartos de final contra el venezolano David Souto, pues tuve que viajar a la ciudad de Trujillo con el equipo ecuatoriano que participará en los XVIII Juegos Bolivarianos, pero a pesar de la derrota de ‘Giova’ en tres apretados sets, este torneo le debe dejar muchas cosas positivas, ha recuperado su movilidad, su confianza, sus golpes, lo que lo motivará a entrenar con más empeño en la pretemporada del mes de diciembre para empezar el 2014 de la mejor manera.
Giovanni ha recorrido un camino muy largo y difícil para llegar hasta donde se encuentra actualmente, pero le queda todavía mucho por transitar para alcanzar o superar su mejor ranking ( #110); sin embargo, está demostrando una fortaleza, dedicación y amor propio que pocos creían que tenía; y estos 2 años, alejado del circuito, podrían paradójicamente permitirle continuar jugando hasta una edad más avanzada ya que no ha tenido el estrés de la competencia y los viajes durante ese período, también debemos tomar en cuenta que hay en la actualidad muchos tenistas que superan ampliamente la barrera de los 30 años y continúan jugando a gran nivel.
En el ranking de esta semana hay 27 tenistas mayores de 30 años en el top 100, lo que sin lugar a dudas debe constituirse en un aliciente para Giovanni.
‘Giova’ tiene todavía muchas metas por cumplir, tal vez no sean las mismas que cuando era un prometedor juvenil y el cielo era el límite, pero estoy seguro de que todavía puede darnos muchas alegrías con su tenis como lo hizo esta semana.
Suerte y adelante Giova.