Desde tiempos remotos, los pueblos agresores han dado trascendental importancia, no solo a la forma de cómo justificar las guerras, sino también cómo hacerlas conocer. De ahí, el papel importante que han jugado los medios de comunicación y su manipulación.
Recordemos el papel influyente que jugó la radio en la Primera Guerra Mundial, que llegó a considerársela arma de guerras, favorable a los intereses de Estados Unidos. En tiempos posteriores, Cuba es un vivo ejemplo de cómo fue víctima de todas las formas de la guerra mediática, durante más de medio siglo de bloqueo. Sin embargo, no tuvo éxito la desinformación. Y lo fue Chile con Allende, y otros pueblos, presentando la realidad tergiversada y hasta ocultándola. En un encuentro mundial por la paz en Holanda, en 1986, la delegación norteamericana ignoraba que su país había invadido Granada y asesinado a su primer ministro Maurice Bishop, en 1983, por impulsar un proceso de transformaciones sociales.
¿Acaso no fue la propia prensa imperial la que contribuyó a hacer ‘héroe’ al ‘Che’ Guevara, ya muerto, después de que impulsó su asesinato en 1967? Con la complicidad de la prensa pública, sin respetar culturas milenarias, ha invadido pueblos y asesinado a sus dirigentes con el fin de robarles sus riquezas naturales. Con la acusación de que poseía armas químicas de destrucción masiva y de terrorismo, fue capturado en 2003 y asesinado Saddam Hussein, presidente de Irak, a fines de 2006. Acusación desmentida después. Algo similar ocurrió con el líder legendario Muamar Gadafi, presidente de Libia, en África, en agosto de 2011. Y hoy, la hermosa Siria enfrenta una feroz agresión imperialista-sionista, que ya lleva más de cuatro años y de la cual no existe una veraz información. Y qué decir de la pequeña Palestina, aunque ya es independiente, sigue siendo víctima de múltiples agresiones de Israel.
Actualmente, la guerra mediática fomentada en los últimos tiempos en Venezuela fue factor decisivo para el triunfo de la ultraderecha en la Asamblea Nacional, el pasado 6 de diciembre. Algo parecido ocurre con el gobierno neoliberal del presidente Macri en Argentina, que en un mes de su gestión, por decretos ejecutivos, ha lanzado a la desocupación a miles de trabajadores, perseguido a movimientos sociales, modificado leyes, despedido de la Radio Continental al conocido periodista uruguayo Víctor Hugo Morales y fue detenida una diputada del Parlamento del Mercosur.
¿Qué tienen en común actualmente los pueblos de América, África y del Medio Oriente? En que la realidad es presentada por los grandes medios informativos tergiversada, de acuerdo a los grandes intereses imperiales globales. Hay corresponsales especializados que las cubren y justifican. Actualmente todos los grandes medios de comunicación imperial tienden a liquidar los gobiernos progresistas y restaurar el neoliberalismo o capitalismo salvaje en nuestra América Latina.
Es verdad que los medios alternativos están ganando influencia, pero todo esfuerzo es poco para enfrentar la gigantesca maquinaria propagandística imperial. De ahí que todo periodista honesto, progresista, no puede permanecer indiferente con lo que acontece con su profesión. El ser humano siempre ha luchado por mejorar sus condiciones de vida. La comunicación es un puntal para lograrlas.
Luchar por un periodismo objetivo, comprometido, es tarea prioritaria. (O)