Jamil Mahuad pensó renunciar a la presidencia en diciembre de 1999: “Todo lo que habíamos intentado fracasaba. No había manera de hacer algo efectivo, un presidente inefectivo debía renunciar. Cuando analizaba esa posibilidad se abrió la ventana de la dolarización por un acuerdo con el PSC para votar en el Congreso”.
Y también confiesa: “Humildemente pido perdón a cada persona por el tremendo dolor que esas medidas inevitables le causaron. Les pido comprender que no tenía alternativa...”. En una entrevista concedida a Vistazo, relata detalles de lo que fue el peor momento de la historia del Ecuador.
Y adelanta que publicará un libro contando todo. Si fuese así, ¿entonces el Ecuador entero por fin conocerá qué mismo pasó en ese momento? ¿Podremos saber por qué sí fue preso el banquero Aspiazu Seminario y no los hermanos Isaías? ¿Qué rol jugó en todo ese proceso el PSC, como señala en la cita anterior? ¿Y hasta dónde Guillermo Lasso, Alfredo Arízaga, Ana Lucía Armijos y Álvaro Guerrero, y otros banqueros, influyeron en el desenlace que tuvo la crisis?
Su pedido de perdón solo puede llegar y asumirse si cuenta toda la verdad y desnuda ante la historia el andamiaje que se construyó desde el gobierno de Sixto Durán-Ballén.
Pues, con todo lo culpable que es Mahuad de esa crisis, también es “víctima” de un modelo sembrado por los socialcristianos, Alberto Dahik y todos los llamados economistas “OCP” que alimentaron el modelo y cuando estalló la crisis se “hicieron los locos”.
Si la memoria de este país debe sustentarse en verdades, Mahuad tiene la ocasión de oro para que sepamos qué lo llevó a trasladar la crisis al Estado por un monto que supera los 5 mil millones de dólares.
Y también por qué pactó con los socialcristianos para crear la AGD y con ello “salvar” al Filanbanco, cuando en realidad a quien salvó fue a los Isaías.
La lectura de la entrevista y de todo el informe de la revista da para pensar en dos opciones: que el juicio a Mahuad lo condene, pero que no sea solo él, pues se nota que hay mucha gente más involucrada; pero también que sobre el tema las responsabilidades políticas están del lado de los socialcristianos, que hasta ahora no piden perdón por eso ni por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el régimen de Febres-Cordero.