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El Telégrafo
José Gonzalo Bonilla

El papa se indigna más rápido que un trasatlántico boliviano

25 de agosto de 2022

Luego de derrocar a Batista, en 1959, el socialismo en Cuba se convirtió en el faro de luz y verdad para la izquierda latinoamericana. En sus primeros años, el socialismo castrista prometió que en pocos años de instaurada la revolución, iba a lograr mejores índices sociales y económicos sobre el resto de las naciones capitalistas de Latinoamérica.

Luego de más 60 años de revolución, los resultados son a la inversa. Cuba tiene el 90% de pobreza; el salario básico promedio es de $ 20. En contraste con esta cifra, la revista especializada Forbes catalogó como la sexta fortuna más importante del mundo. La de Fidel, se estima en unos 900 millones de dólares.

Dijo que Cuba dejaría de ser el cabaré de los Estados Unidos, pero en la actualidad, las “jineteras” esas mujeres que prestan servicios sexuales, han crecido en su número.

Pese a lo desastroso de la revolución socialista, Cuba, con nuevas estrategias, ha estado presente siempre y en especial, los últimos cinco años de América Latina. Estuvo presente en las revueltas de Chile, Colombia, Perú y Ecuador. Al igual que ha vendido servicios de seguridad y espionaje a los gobiernos socialistas latinoamericanos, ha vendido servicios de “médicos jineteros” para subsidiar la economía de la isla.

Yannis Estrada, un joven cubano tuitero, escribe: “El joven cubano, por no decir el cubano en general, ha perdido lo último que se puede perder: las esperanzas” “El joven cubano ha perdido la esperanza”.

Luego de 62 años de revolución, los cubanos quieren salir de Cuba. Sin embargo, los países del eje castrochavismo tienen condiciones de vida peores que las de cualquier país latinoamericano. Así, más del 90% de venezolanos sufre de pobreza en un territorio sembrado de petróleo; los chilenos quieren bajar los indicadores de calidad de vida teniendo los que tiene el régimen castrista actualmente; Colombia se ha volcado hacia el modelo socialista; Perú como un ejemplo castrista ha llevado la corrupción como pan de cada día; los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández socios bursátiles en la corrupción con el narco chavismo comienzan a desfilar por corrupción en los tribunales de justicia, y el Ecuador, ha dado ya los primeros pasos para un próximo gobierno de izquierda resbalándonos  hacia el estiércol.

Tras 62 años de gobierno socialista, el mapa latinoamericano se va tiñendo de rojo. Todo parece indicar que los “sudacas” reclaman a gritos gobiernos socialistas que instauren el hambre, la miseria y el sometimiento voluntario a una tiranía. Reclaman a gritos vivir en la miseria.

La prensa internacional no denuncia la tragedia que vive Cuba. Cada día hay más levantamientos y cubanos que quieren salir de la isla. A más de ser torturados y masacrados, no tienen agua ni luz ni alimentos básicos que les están llevando a emprender el éxodo más grave que el de Mariel.

Pero Cuba y sus socios tienen un aliado internacional muy importante: el papa Francisco.

Durante años el papa Francisco mantuvo silencio frente a la represión ejercida sobre los opositores del régimen comunista de Daniel Ortega. Tuvo que ser tomado prisionero un obispo nicaragüense para que reaccione el papa. Su intervención tibia tiene temor a decir "represión a la Iglesia católica". Si no es represión, ¿qué es entonces?

Cuando se refiere a los abusos del poder de sus amigos socialistas, el obispo de Roma se indigna más rápido que un trasatlántico a remos. ¿Será acaso el siguiente paso sea pedir que la oposición democrática le rasque la cabecita a Maduro, Ortega o a Cristina Fernández?

 

 

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