Los problemas y desafíos sociales no se limitan a las fronteras nacionales. Muchos problemas tienen raíces o impactos que trascienden los límites geográficos. Así agradezco la esperanza que me dan mis amigos chilenos asegurándome que la democracia prevalecerá en el Ecuador –igual que lo hizo en Chile– y que podremos gozar pronto en el Ecuador de paz y prosperidad.
Es útil observar cómo otros países enfrentan y resuelven problemas políticos; esto proporciona lecciones y ayuda a contextualizar los problemas locales. Al mirar hacia el mundo, las sociedades promueven y defienden valores universales, como la democracia, los derechos humanos y la justicia. Por eso cabe entender fenómenos que suceden fuera de nuestro territorio.
Uno de ellos tiene que ver con las acusaciones que el sistema legal de los Estados Unidos ha hecho contra del ex Presidente Donald Trump desde marzo de este año y que se han sucedido en cascada. Llaman la atención del mundo sobre cómo la conducta de este político sui generis ha venido influenciando negativamente la democracia del país del norte y por qué la perversidad de su comportamiento debe ser juzgada. La justicia norteamericana ha decidido actuar para limitar a este individuo, quien, torciendo la verdad o exhibiendo gestos de desprecio hacia sus adversarios, ha incitado al extremismo y al odio, actuando como si estuviera por encima de la ley.
Los analistas políticos estadounidenses identifican el perfil del votante a favor de Trump: es un ciudadano de raza blanca, con bajo nivel educativo y es conservador. También encuentran que los seguidores de Trump tienen sus raíces en los vínculos entre religión y política de los primeros tiempos de la independencia norteamericana, cuando ven la turba furiosa que asaltó el Capitolio el 6 de enero de 2021, en cuya cabeza figuraban ultras religiosos y veteranos de guerra.
Mientras parte de los fanáticos ondeaban banderas en cuyo centro figuraba la palabra JESÚS, otros blandían esvásticas. Los analistas dicen que los seguidores de Trump creen que la democracia es patrimonio exclusivo de ellos y que adoptan posturas misóginas, antiinmigrantes, racistas y discriminatorias. Como resultado constatan la derechización de los Estados Unidos que es aparente en la muerte de gente afroamericana en manos de la policía, en las matanzas a personas de color efectuadas por individuos armados, o en las decisión del gobernador de Florida Ron de Santis de expulsar migrantes hacia los estados del norte, o en la del gobernador de Texas Greg Abbott de establecer una barrera flotante para impedir el ingreso de “espaldas mojadas” por el Río Grande.
En este año, Donald Trump, quien espera participar en la próxima contienda electoral, se ha visto obligado a defenderse de jueces y fiscales y no es de extrañarse, ha usado las tácticas de siempre. Pero resulta que ahora está contra las cuerdas pues una oleada de acusaciones lo comprometen. Fiscales, tanto a nivel federal como estatal, lo han involucrado en este año en cuatro causas penales relacionadas con su carrera política y en el manejo de sus negocios. El expresidente está desesperado y por ello se ha puesto aún más vitriólico. Busca una salida a los juicios penales que se instaurarán el próximo año, en plena campaña presidencial.
Las acusaciones se han hecho en diferentes lugares de los Estados Unidos: Manhattan, Florida, Washington y Georgia. Fiscales tanto a nivel federal como estatal lo han acusado. La primera de las acusaciones se produjo en marzo, cuando el fiscal de distrito de Manhattan lo acusó de haber elaborado un plan para ocultar un escándalo sexual antes de las elecciones presidenciales de 2016. En junio, un fiscal especial del gobierno federal lo acusó por su poseer documentos clasificados después de dejar la Casa Blanca y por obstruir los esfuerzos del gobierno para recuperarlos.
En julio, un fiscal especial acusó a Trump con cargos adicionales sobre los documentos secretos por sus intentos de eliminar imágenes de video de vigilancia en el resort de su propiedad, Mar-a-Lago. El 1 de agosto, el mismo fiscal especial de la acusación de mal manejo de documentos secretos, Jack Smith, anunció nuevos cargos contra el ex presidente por tratar de mantenerse en el poder después de perder las elecciones de 2020, obstruir las elecciones, manipular el resultado de las elecciones en seis estados, difundir acusaciones falsas de fraude generalizado y ser el causante del ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. El 14 de agosto la causa presentada por la fiscal Fani Willis en Georgia es amplia y contundente contra Trump. Lo acusa de querer revertir su derrota electoral de 2020 en el estado de Georgia y orquestar una “empresa para delinquir” con otros 18 aliados, como parte de un caso de extorsión.
Como era de esperarse, Donald Trump acude al insulto para defenderse. De forma extremadamente peyorativa se refiere a sus acusadores. La prensa recoge sus formas de actuar.
Cuando Alvin Leonard Bragg Jr., fiscal de distrito del condado de Nueva York acusa a Trump de malos manejos en sus cuentas para engañar a la autoridad, Trump se refiere a Bragg, –que es el primer afroamericano en ocupar su cargo y es demócrata–, como un “racista” que está llevando a cabo una “caza de brujas” por motivos políticos. Insulta también a la esposa de Bragg y pone en Twitter afirmaciones que amenazan su integridad física. Además se refiere a Bragg como un “animal manejado por Soros” (un filántropo de izquierda).
En el caso del fiscal Smith, Donald Trump se refiere a él como un hombre "trastornado" al frente de una "caza de brujas” e influenciado por la politica en su contra. El fiscal Smith hace declaraciones enérgicas y sin afán de protagonismo, aunque sabe que es al mismo tiempo uno de los hombres más admirados y más odiados de Estados Unidos. Graduado en Harvard y funcionario de la Corte Penal de la Haya, John Smith es el fiscal que desenmascara a Trump al presentar los cargos contra el ex presidente de EEUU por los documentos escondidos en Mar-a-Lago y por intentar revertir el resultado electoral de 2020. Él afirma ante la prensa "Soy como la mayoría de la gente, quiero dedicar todas mis energías a hacer que el mundo y mi comunidad sean un lugar mejor en donde mi hija pueda crecer". Así lo cita el portal El Independiente del 2 de agosto 2023.
Trump vuelve a la carga cuando se burla de la fiscal Willis, la llama “racista” y la acusa de haberse involucrado en un affaire con el jefe de una pandilla a quien ella estaba acusando. Lo que no toma en cuenta es que la fiscal se convirtió en la primera mujer afroamericana elegida como fiscal del distrito del condado de Fulton, en Georgia. Y que además, (debe ser lo que más preocupa al expresidente) la fiscal ha usado para imputar a Trump una ley especial contra el crimen organizado, puesta en marcha para combatir específicamente a la mafia. Por su parte, Willis ha manifestado su compromiso de tratar a Trump como cualquier otro acusado, en virtud de su firme creencia en la igualdad de todos ante la ley. Sin embargo, ha advertido de que rara vez falla y que los casos que persigue suelen culminar en condenas. Así lo reporta El Heraldo Internacional del 15 de agosto pasado.
Algunos expertos en leyes creen que puede ser posible que los jueces decidan ponerle a Trump una orden de silencio por su inacabable verborrea. De hecho, el fiscal Smith presentó un expediente judicial señalando como motivo de preocupación las publicaciones de Trum en las redes sociales y destacando una que decía: "¡SI TÚ VAS TRAS DE MÍ, YO VOY A TRAS DE TI!". Smith busca conseguir una orden de protección que prohibiría a Trump compartir indebidamente evidencia sensible en el caso federal que lo acusa de intentar revertir su derrota electoral de 2020.
Lo increíble es que, a pesar de la avalancha de acusaciones en contra de Donald Trump, él sigue siendo un candidato opcionado para ganar las primarias del Partido Republicano. Vamos a tener que seguir analizando esta compleja escena. Mientras tanto hagamos votos porque los ciudadanos estadounidenses logren que su democracia y su justicia primen.