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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

El país no es un banco

18 de abril de 2021

El triunfo del señor Lasso no debe llevarle a enfatuarse con el poder, todo el país sabe que es el 19% aquel porcentaje de respaldo real con el que cuenta porque fue la votación de la primera vuelta. Aun este porcentaje quedó en entredicho por las denuncias de fraude. Si a eso le sumamos el histórico porcentaje del nulo, que trepó hasta más del 16% sumado al ausentismo, su respaldo real se desdibuja.

Fue sorpresivo, creo que para él mismo, haber obtenido un triunfo que suponía remontar los 12 puntos de diferencia que lo separaban de Arauz en la primera vuelta, y luego sacarle casi 5 puntos de ventaja. Los factores que intervinieron fueron muchos, y se relacionan con el marketing político, cosa que no es precisamente la sustancia de la legitimidad. Más allá de eso, está lo que hizo mal la otra campaña, como esos videos amenzantes y agresivos de expresidente Correa, lo que sumado al voto del temor que supieron vender bien, hicieron lo suyo. Sin embargo, la política basada en el temor no es sustancial, pues una vez vencido el “cuco” al cual se rechazó, se queda solo el gobernante en medio de una compleja situación que enfrentar.

De todas formas hay un presidente electo, y más allá del programa y sus ofertas de campaña, es necesario que sepan leer bien el escenario político y la profunda crisis que está sumiendo verdaderamente en la miseria a cientos de miles de ecuatorianos. No estamos para un proyecto neoliberal en este momento ni para medidas de schok, tampoco para privatizar servicios de salud o la seguridad social, como lo propone su programa. Se requieren políticas que traten de paliar medianamente la crisis, generar empleo sí pero no a costa de la explotación de los trabajadores ni de la vulneración de sus derechos.

El país no le ha dado un cheque en blanco al señor Lasso, al contrario, le ha dado un voto muy esquivo de confianza valorándolo como el menos malo frente a la encrucijada electoral que tuvimos. Esperemos que haya una lectura política apropiada frente a los planes que se trazaran los próximos días, y frente al gabinete que conformaría, el cual no va a dirigir un banco ni un negocio privado, va a dirigir un país donde no se trata de que lucren los de arriba, sino que no mueran de hambre ni infectados los de abajo.

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