“Los delincuentes jamás secuestran a un pobre. Secuestran al que tiene [dinero]. Entonces, ¿Cómo evitamos el secuestro? Pues nada más fácil, convirtiendo el país en una sociedad pobre. Este fue el concepto principal dado en el discurso de orden de Andrés Manuel López Obrador. Semejante tontería sería como si para combatir el sida, se deba contagiar a toda la población con esa mortal enfermedad.
Si un gobernante piensa que combatir la delincuencia en un país solo se logrará empobreciendo a toda la sociedad, estamos siendo conducidos por líderes populistas irresponsables. No hay que ser muy sabio para estar seguros de que ese país no se salvará, sino que por el contrario se agravarán la pobreza, la delincuencia y todos los males sociales que pudieran aparecer. la pregunta es ¿México comienza a dar los primeros pasos hacia el modelo venezolano?
Creo que es oportuno pensar que la pobreza en América Latina se convirtió en algo normal. Su explicación la hallamos en dos orígenes. El primero, como principio religioso, justifica que somos pobres porque Dios así lo quiere o, porque es más fácil que un camello atraviese por el ojo de una aguja a que un rico llegue al cielo. La otra fuente la hallamos el campo de la política. Somos pobres por culpa de los ricos que nos explotan.
Para el primer caso, encontramos la resignación y aceptación por vivir en este valle de lágrimas. En el segundo, la salida está en expropiar los bienes y la riqueza de los ricos. Es así como los políticos populistas fundamentan su discurso para luchar contra la pobreza. Pero nunca abordan de cómo generar riqueza.
Cuando hablamos de riqueza lo primero que debemos tratar es de pensar cómo producirla. Solamente luego de generar el capital, un país puede pensar en la estrategia para repartir esa riqueza. Sin embargo, el socialismo pretende inaugurar en cada campaña electoral un nuevo paraíso en el que se repartirán los bienes y el capital. Esas aventuras políticas han demostrado que lo único que se logra repartir es la pobreza. El único camino para combatir la pobreza es creando riqueza.
Si regresamos a nuestros ojos a ver cuál era la situación de los países más ricos de América Latina en 1959, encontramos que Cuba, Argentina, Uruguay y Venezuela tenían, sino mejores, al menos un nivel de vida y de productividad, igual al de países europeos.
Los magos de la pobreza, entre otros, fueron el general Perón y sus hijos Kirchner, el comandante Fidel Castro, el comandante sandinista Daniel Ortega, el doctorísimo Correa, el generalísimo Hugo Chávez y el chófer Nicolás Maduro.
Todos ellos, no solo que empobrecieron a los más pobres, sino que enriquecieron sus propios bolsillos que no avanzarán a vaciarlos en cinco generaciones más.
La 'Ley de Creación de Oportunidades' anunciada por el presidente Guillermo Lasso quizá apuntale el arranque para la generación de riqueza de los hogares y del país. Pensemos que diez es más que cero. Pensemos en que el 70% de la población necesita trabajar y generar ingresos para sobrevivir. Los hogares no generan riqueza de la noche a la mañana y es posible que esta sea la oportunidad para ir generando riqueza a largo plazo. Es hora de romper paradigmas que no han solucionado el problema del empleo y de la generación de riqueza.