Ya tenemos cuatro años y medio de transformación real, del país, donde los objetivos de los cambios son las clases popular y media, los grandes sacrificados son la clase alta, acostumbradas a dominar y crecer su riqueza, habiendo hecho fracasar al capitalismo, al mantener la mayor desigualdad histórica cuando nuestra clase media era del 15% y ahora es del 20% y la clase popular era del 80% ahora es del 75%, manteniéndose congelada la clase alta y el superlujo en el 5%, donde está concentrado el poder económico y social, habiendo perdido el poder político, judicial y prensa de opinión; en EUA, nuestros grandes íconos referenciales, las clases media y popular son del 85% y la clase alta y superlujo son del 15%.
La transformación real llegó porque los indicadores económicos, la obra pública, social reflejada en vivienda, salud, educación, planificación gubernamental, conservación de nuestra pluridiversidad étnica, flora, fauna así lo demuestran. Ahora, los índices de corrupción, según los organismos internacionales de observación, han descendido. Debemos ser, al momento, el país con mayor democracia participativa, para poder transformar los marcos jurídicos y consolidar la gran transformación productiva del país, al regular los conflictos de intereses, hoy legitimados en la consulta popular, donde indiscutiblemente se impuso el Sí, solamente porque los pobres son más y tienen conciencia de los beneficios que perciben, respaldados con el modelo de gestión presidencial de mantener permanentemente el contacto con el pueblo al visitar cada rincón de la patria, para controlar el cumplimiento de las políticas y obras públicas -junto a los gabinetes ministeriales en coordinación con las autoridades locales- mediante un exitoso modelo de comunicación a la comunidad de rendición de cuentas semanal. Así los ciudadanos saben lo que está haciendo su gobierno en vez de la demagogia tradicional e informes una vez al año en el Congreso Nacional, donde siempre se habló del otro país, “el Ecuador imaginado”.
Reorientación del sector privado; en vez de ser supermercados de negocios diversos a lo interno, acostumbrados a ganar en todas las actividades posibles, hoy su reto está en convertirse en exportadores masivos al resto del mundo, operadores turísticos e industriales capaces de sustituir las importaciones de bienes.