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El Telégrafo

El negocio de la información

27 de septiembre de 2011

Toda sociedad necesita y requiere construir un estado de información y debate, de ideas, opiniones y análisis, donde los actores que participan de esta actividad social, política y económica asuman sus responsabilidades; ante la comunidad y sus negocios se someten al marco legal, ético y regulatorio, para evitar los excesos y abusos del poder natural que tienen los medios de comunicación en todas sus formas de manifestación. Porque la comunidad, a través de ellos, se informa o desinforma; si su rol no está claramente regulado o es irrespetado, entonces surge el caos en la sociedad, cualquiera que esta sea.

Qué lejanos quedaron los días en que don Eugenio de Santa Cruz y Espejo, sabio médico y periodista ecuatoriano, mestizo, pionero de la prensa ecuatoriana, que iniciara su lucha ante la opresión colonial de los conquistadores, encontró en la prensa escrita el medio para difundir sus ideas libertarias.

Ahora contamos con medios de comunicación que, como todo “negocio”, busca el lucro económico con todo derecho, sin embargo, deben ser ellos los abanderados de la responsabilidad social  y requieren  valores permanentes, más el marco regulatorio adecuado, para administrar y comercializar los datos, la información, la opinión constructiva, que aporte en soluciones a los grandes desafíos del buen vivir, fomentando y creando el ambiente de respeto a las personas naturales y jurídicas, a su libre derecho de expresión, sin injurias, calumnias, mentiras y difamación mediática. Porque ellos comercializan la materia prima de la que se construye la historia, que  se sustenta en los hechos ocurridos.

No podemos pasar al otro extremo, donde minúsculos grupos opositores se escudan en la libertad de expresión para agredir verbalmente al Gobierno, sin plantear soluciones y generando caos social.

Es justo destacar el extraordinario trabajo que hacen los medios de prensa del Estado, especialmente la TV pública, donde se ha construido la programación adecuada para difundir educación, cultura, arte, orientación, debate, opinión y conocimiento de la realidad nacional. Constituye un real ejemplo de fomento al trabajo y al espíritu emprendedor, reflejados en las historias de éxito de nuestra gente. Es meritorio que en los otros canales privados se difunda programación de calidad, sin embargo, debemos regular los espacios con excesos de contenido de violencia, pornografía y antivalores.

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