No solo vivimos tiempos interesantes, de esos que están en los libros de historias, para bien o para mal. También estamos viviendo tiempos salvajes, en que la posibilidad de conflicto existe. Como dice Madeleine Albright, vivimos una época de violencia verbal y de alejamiento del diálogo y el centro político. El tamaño del problema que vivimos ahora no solo es de ideas contrarias, sino de una falta de diálogo atroz. A pesar de que vivimos en ciudades y países unidos por la globalización, vivimos en galaxias ideológicamente distintas, con extremos irreconciliables. Esa es una de las más grandes complicaciones de nuestro mundo: ¿cómo nos hemos separado tanto? ¿cómo podemos unirnos de nuevo?
En Argentina, uno de esos capítulos de estos tiempos impredecibles acaba de darse y las consecuencias serán de largo plazo. Javier Milei, un auténtico hijo del S.XXI, nacido de la TV y potenciado por su verbo, y las redes sociales es el nuevo presidente de todos los argentinos. Su actitud es la de un rockstar: desde canciones de rock de garaje argentino en sus mítines, pasando por esperpénticas actuaciones (incluyendo el uso de una motosierra) a excesos verbales en varias entrevistas. Mötley Crue o Guns and Roses en su mejor momento de combate, en los años 80 estarían orgullosos.
Milei se define a sí mismo como un liberal. Plantea un Estado mínimo y una liberalización de amplios sectores de la economía. Tiene una posición fuerte en la derecha del espectro político. Tiene una potente visión de la superioridad y el destino manifiesto de sus ideas. Desde ahora iniciará una tarea durísima, para rescatar un sistema económico que se encuentra reventado por una inflación galopante. Le toca embarcarse en una tarea reformista para que consiga cumplir sus promesas políticas… y además de eso, mantener la gobernabilidad con una vida política tan apasionada y compleja como la argentina.
La pregunta se vuelve más compleja cuando el discurso que se maneja, y no solo desde el candidato Milei, sino de todo el panorama argentino. ¿Será capaz de reconciliar al país, después de una campaña tan violenta y polarizada? ¿Habrá condiciones para que temas tan complejos como la época de la dictadura de los 70 puedan volver a manejarse en un discurso con altura? ¿Cómo se une a un país en medio de tiempos salvajes?
Tantas preguntas… tan pocas respuestas. Deberemos ver qué sucederá. Milei ha demostrado que es un animal político con olfato y adaptabilidad. No sorprendería desde una aceptación al establishment político o un salto al vacío y una centralidad de poderes. Milei tiene la ventaja de poder romper el sistema o reconstruirlo en un marco de sus propias decisiones. Dependerá de la sabiduría de sus decisiones y de su capacidad de tener un olfato para entender el zeitgeist de los tiempos, ya que vive en un mundo donde un presidente ya no puede imponer sus decisiones, es simplemente un canalizador de las necesidades de la gente.
En tiempos salvajes, la música suele ser salvaje. Y creo que no hay mejor definición para esta situación que la letra de Luca Prodan, cantante de Sumo. Luca era un genio, y creo que esa es una de esas cosas que en Argentina, nadie lo niega. En los años ochenta en que Soda Stereo estaba en pleno de su sensibilidad pop y darkwave, Sumo era irreverente y ácido, un descontrol de la movida rockera porteña. Eran distintos. Llenos de contradicciones, volaban entre el rock, el reggae, el punk y la música progresiva. Él decía que "en Argentina hay demasiada seriedad. Todos quieren ser profesionales y se olvidan de que el rock es una locura y que los que hacen rock son locos".
Y en "Heroína" Luca decía, y ahora amo una chica argentina / Solía amar este mundo de rock 'n roll (Pero ahora me encanta ese viejo mundo suicida). Y ahora, en ese mundo suicida, Argentina, a la cual muchos ecuatorianos le debemos tanto, se debate en su mayor reto del siglo.
La capacidad de Milei para cumplir sus promesas políticas, reformar la economía y mantener la estabilidad en un entorno político apasionado será puesta a prueba. En un momento en que la retórica violenta y la polarización dominan el panorama argentino, la necesidad de un diálogo constructivo y la búsqueda de soluciones que unan a la nación se vuelven cruciales. Además, la influencia de la música, como expresión de los tiempos salvajes, añade una capa adicional de complejidad y reflexión sobre la identidad cultural en este contexto. La historia está en proceso de escribirse, y solo el tiempo revelará si este periodo de tiempos salvajes conducirá a la reconstrucción, la ruptura o a un equilibrio complejo en la nación sudamericana.
En los tiempos más complejos, ahí tenemos al rock and roll. Crean en él. Nos leemos pronto.