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El Telégrafo
Efrén Guerrero

El mundo según el rock and roll: The Spirit Carries On

12 de agosto de 2024

Esta semana la vida me ha puesto a lidiar con muertes y nacimientos. De esas cosas que a uno le obligan a poner todo en perspectiva. El lunes empezó con la muerte. Este plano terrenal -y sí, a veces es un baño de lágrimas- es un lugar no muy hospitalario, y los mejores suelen adelantarse como una sonora explosión de fuegos artificiales.

Eso fue mi querida Ana Cris Vela: una continua demostración de saber hacer. No conocí a nadie que fuera tan bueno en tantas habilidades: desde hacer pan y papelería hasta construir casas, esa mujer podía dominar cualquier cosa que se metía a hacer, gracias a su gran curiosidad, su don de gentes y su insaciable necesidad de entender cómo funcionaba el mundo. El lunes se fue, cubierta de girasoles y aplausos de los suyos. Perdí a la mejor amiga que el mundo me pudo dar. Gané a la mejor protectora de fuerzas ultraterrenas que podré tener nunca. Creo, en mi inocencia, dolor y nostalgia, que, como decíamos con ella, “la caballería no se retira, se reagrupa”. Nos volveremos a encontrar en tierras más apacibles. Viviremos para siempre.

El sábado me tocó un bautizo. No soy bueno para ceremonias religiosas, pero ahí me vieron, bien sentadito y obediente, mientras el rito católico se desarrolla. Más allá de las reflexiones teológicas, ese bebé decidió enfrentarse a la vida de la mano de la mejor familia que pudo elegir, asumiendo un nombre, un apellido y un destino compartido. Su madre le hace acuarelas, y lo pinta de azul, retratándolo fuerte, valiente y maravilloso en todas las formas posibles. Ella y él, juntos contra el mundo. Matías Felipe, bienvenido a la vida, te ganaste la lotería con Nao. Vivirás para siempre.

Como imaginarán, esto de los momentos supremos de la vida deja a uno azarado. Y la palabra es la justa: “azarado”. El cansancio se ha apoderado del cuerpo y una mezcla complicada de nostalgia, dolor y esperanza se asoma como una avalancha. Uno, en su pequeñez e inocencia, espera que todo salga bien. Pero no sale. Todo se fractura. Y dos días después eres testigo de la pequeña luz del inicio de un futuro. “¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Adónde vamos cuando morimos? ¿Qué hay más allá? ¿Y qué hay antes? ¿Hay algo seguro en la vida?” Eso se pregunta James Labrie en “The Spirit Carries On”. Es una hermosa canción, me ha servido para no caer en el pozo. Escúchenla y hagan lo correcto después: abracen a los vivos, recuerden a sus muertos, sean felices, vivan en paz. Y reciban a los nuevos en esto de vivir, que es difícil. Y crean mucho en el rock and roll, no te traiciona. Nos vemos pronto.

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