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El Telégrafo
Efrén Guerrero

El mundo según el rock and roll: sobre mercenarios

08 de septiembre de 2023

El mundo ha tejido un panorama sumamente complejo. La antigua noción de la Guerra Fría ya no se reduce a un enfrentamiento absoluto entre superpotencias. En la arena geopolítica global, nos hallamos ante dinámicas turbias y enredadas en las cuales los Estados quedan atrapados en un enigma de estrategias superpuestas. Esta complejidad plantea un riesgo latente para los operadores que ambicionan llegar a la cima. Permítanme explorar hoy este tema con ustedes.

Desde tiempos remotos, la privatización de la guerra y su presentación como práctica aséptica han sido constantes. Los ejércitos mercenarios han sido instrumentos empleados por monarcas y líderes religiosos a lo largo de los siglos para promover la política con otros medios, en línea con lo sugerido por Von Clausewitz. Sin embargo, como señalara Nicolás Maquiavelo, la lealtad emerge como punto débil en estas dinámicas. Tarde o temprano, el mercenario voltea su lealtad contra quien le contrató.

Y de forma casi premonitoria, vemos como estas profecías autocumplidas se manifiestan en la realidad. Un mercenario, movido por sus intereses, se rebela contra su gobierno empleador, y las consecuencias son catastróficas.

Entre las preocupaciones centrales del presidente Vladímir Putin figura la noción de lealtad y traición. A lo largo de su carrera, ha medido la política y la vida en función de la afinidad y consistencia con su visión del mundo. Tal como ilustra el caso de la muerte de Yevgeni Prigozhin y su equipo táctico en las afueras de Moscú tras un accidente aéreo, algunas ven una desafortunada casualidad, mientras que para otros, representa la demostración de que el poder ruso no reconoce límites y que incluso las tácticas más violentas son legítimas para asegurar la estructura de las élites rusas.

Prigozhin pasó de ser un anónimo vendedor de perritos calientes en las calles de San Petersburgo a convertirse en un auténtico señor de la guerra con operaciones en dos continentes. Se erigió como figura principal en las operaciones rusas que requerían una “negación plausible”. Construyó un imperio y obtuvo una popularidad sin precedentes gracias al uso de redes sociales y su habilidad para establecer presencia en regiones inaccesibles para la mayoría de los estados.

El 23 de junio de este año, Prigozhin y su grupo decidieron avanzar hacia Moscú tras un bombardeo que confundieron con “fuego amigo”. Esta decisión generó una carrera a través de las carreteras rusas, mientras todo el equipo de Wagner se dirigía a Moscú, y el giro inesperado de la negociación resultó en el traslado de toda la empresa a Bielorrusia. Dos meses después el avión se cae, dejándonos con más interrogantes.

De esta situación emerge un análisis crucial: la mayoría de los Estados requieren fuerzas de seguridad capaces de sostener su poder con firmeza. No obstante, las corrientes sociales actuales han socavado la percepción positiva de despliegues militares en suelos extranjeros, aumentando el costo en términos de imagen y recursos. Así surgen las empresas militares privadas, como alternativa para abordar estos desafíos. Estas entidades pueden negar su asociación, mantener un perfil más bajo y, si lo logran, reconfigurar el mapa de poder en una región determinada.

En este escenario emerge una canción de Iron Maiden titulada “The Mercenary”. La banda, con su característico estilo de heavy metal británico, aborda temas históricos y busca transmitir relatos arquetípicos. La canción aboga por no detenerse, por seguir luchando para mantenerse con vida y por rechazar el miedo.

Sin embargo, Prigozhin desperdició su oportunidad de demostrar inquebrantabilidad, lo que revela que la lógica de los mercenarios persiste y persistirá, en línea con las dinámicas de las relaciones internacionales. Iron Maiden lo expone de manera conmovedora. Lamentablemente, esta canción refleja un mundo que cada día se torna más oscuro.

El surgimiento de empresas militares privadas como solución a los desafíos de seguridad nacional plantea dilemas éticos y geopolíticos. La historia de figuras como Prigozhin recalca la volatilidad de la lealtad en tales contextos y las catastróficas consecuencias que puede desencadenar. Mientras Iron Maiden nos inspira a avanzar en la incertidumbre, el mundo continúa enfrentándose a intrincadas dinámicas de poder y conflictos que trascienden las fronteras tradicionales. Como sociedad, afrontamos la tarea de equilibrar la necesidad de seguridad con los valores que sostenemos en un entorno cada vez más sombrío.

Frente a esta sombría realidad, recurrimos al rock and roll, que nunca nos defrauda y en el que podemos depositar nuestra confianza. Nos reencontramos pronto.

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