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El Telégrafo
Efrén Guerrero

El mundo según el rock and roll: romper con nuestra obsesión al silicio

09 de junio de 2023

La campaña electoral 2023 estará dirigida a los "millennials", aquellos que tienen menos de 40 años y constituyen el 60% de la población. Son ellos quienes eligen al presidente y hacia quienes se enfoca los esfuerzos proselitistas. Sin embargo, en la campaña de 2021, quedó claro que la clase política considera a los electores como personas sin capacidad de pensar. Mediante bailes ridículos, coreografías en lugares públicos y videos que trivializan los graves problemas que afectan al país, se intenta vender la idea de que la participación se reduce a marcar una simple rayita en la papeleta.

Quizás, somos nosotros los que merecemos tener una campaña electoral y políticos de baja calidad. De acuerdo a encuestas como las de Latinobarómetro, más de la mitad de los ecuatorianos rechazan la idea de que la democracia sea el mejor sistema de gobierno. En este sentido, la experiencia del voto refleja directamente nuestra falta de interés, convirtiendo ese espacio en un simple meme y ridiculizando nuestra mejor oportunidad de influir en la esfera pública.

La tercera posibilidad es aún peor: tenemos políticos que reflejan la baja calidad de nuestra sociedad y en consecuencia todos estamos en el mismo nivel de memez. Estamos desconectados de los datos y vivimos en un presente eterno de imágenes incesantes. Nos encontramos intoxicados por información basura, donde la comida chatarra, la música y las políticas públicas son tratadas de la misma manera efímera y desechable. Y los candidatos no son más que productos de empresas electorales.

¿Cómo influirán TikTok, Instagram y Twitter en la campaña electoral? No lo sabemos, pero es seguro que lo harán. Veremos nuevamente bailes y chistes mientras el país se desangra. Se prometerán cosas imposibles para un gobierno de transición de dieciséis meses, que debería centrarse únicamente en lo verdaderamente importante. Se presentarán propuestas legales que avergonzarían a un estudiante de primer año de Derecho. Y todo esto mientras nuestras ciudades escalan posiciones en los rankings mundiales de violencia.

Si me preguntan a mí, no deben votar por el candidato más locuaz en las redes sociales. Eso denota una falta de intelecto ante la crisis que enfrentamos. La gente necesita que, al menos en lo más relevante de un sistema democrático, no se insulte su inteligencia. Si un candidato no ofrece datos y respuestas concretas sobre lo que debe hacer en menos de un año y medio, no voten por él. Si no tiene un discurso claro y un plan coherente en temas de seguridad y derechos fundamentales, evítenlo como si fuera veneno. Alejémonos de TikTok y revisemos los planes de campaña, escuchemos las entrevistas, comparemos. Formemos nuestra propia opinión. Comportémonos como el resultado de lo mejor que la humanidad ha construido para la toma de decisiones colectivas: participación ciudadana, respeto a las libertades civiles y elecciones libres y justas.

La campaña electoral fomenta nuestra adicción a lo inmediato, manteniéndonos obedientes e inconscientes. Todo esto genera una desesperanza pavloviana, que nos impulsa a correr hacia cualquier cosa que brille. Es hora de dejar de obsesionarnos con la tecnología. Lamentablemente, estas frases no son mías, sino del cantante de A Perfect Circle, Maynard James Keenan. En su hermosa canción "Disillusioned", incluida en su álbum "Eat The Elephant", trata sobre la adicción de nuestra generación a la gratificación instantánea basada en la tecnología. No lo interpreto como un rechazo al uso de las redes sociales, sino más bien como una necesidad de encontrar el equilibrio, de poder apartarnos de los dispositivos y experimentar la vida en el momento, de encontrar una "conexión más allá". Aprovechamos cada oportunidad para atacarnos e intimidarnos en las redes sociales en lugar de buscar respuestas juntos. Podemos estar junto a un río, frente a un paisaje sereno y hermoso, pero no lo apreciamos porque estamos ocupados en las redes sociales, mirando algo más o tomándonos una selfie para que otros vean que estuvimos allí. Y así votamos, eligiendo al candidato más atractivo. Esta tendencia es autodestructiva y nos causará un gran daño.

La letra de la canción invita a tomar conciencia de esta situación y romper con la ilusión, buscando una conexión real. Más que nunca, debemos conectarnos con el Ecuador real,  el que está en el rostro del otro. Ahí está la respuesta. Crean en el rock and roll. Nos vemos en quince días, si el Ecuador lo permite.

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