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El Telégrafo
Efrén Guerrero

El mundo según el rock and roll: ¿qué es un Presidente?

23 de junio de 2023

Una de las dudas que surgen tanto en mi papel de votante como en mi condición de ciudadano es el plan que ofrecen nuestros candidatos en esta trascendental elección presidencial. En esta tierra enigmática y desafiante, conocida por su turbulencia y desorden, se presentan al menos ocho personas que afirman tener un plan ¡y lo han plasmado en papel, en forma de “PLAN DE GOBIERNO”!  

Resulta sorprendente la grandilocuencia y serenidad con la que estos candidatos presentan sus soluciones. Todos prometen una suerte de propuesta poderosa y salvadora, como una poción mágica capaz de mejorar la situación y dotar al Estado ecuatoriano de poderes para resolver todos los problemas existentes, desde el cambio climático hasta el crimen organizado. Desearía tener esa misma capacidad para solucionar los desafíos en mi vida personal.

No obstante, centrémonos en la seriedad del asunto. Los Planes de Gobierno deben manifestar de manera clara los datos, las políticas públicas y las acciones necesarias para alcanzar objetivos concretos en una operación que involucra el control de 18 millones de personas, quienes dependen del Estado para diversas necesidades, desde obtener una copia certificada ante un notario hasta someterse a una neurocirugía. Esto implica establecer estructuras de supervivencia y, a veces, hacer uso del poder con determinación. También obliga a respetar los derechos humanos, aunque pueda resultar desagradable para aquellos usuarios de redes sociales que lo repudian. Además, implica aceptar al otro como un sujeto de derechos y garantizar, a pesar de nuestras diferencias, un mínimo de dignidad, sin importar lo que hayan hecho en el pasado.

En última instancia, implica asegurar que todos podamos vivir en condiciones favorables, incluso si no buscamos sacar provecho del sistema. Todo ello debe lograrse con los recursos más limitados y de la manera más eficiente posible, sin corrupción de por medio.

Esto es lo que hace un presidente. Según la Constitución, es nuestro Jefe de Estado (en el ámbito externo), nuestro Jefe de Gobierno (a nivel interno) y el responsable directo de la Administración Pública. A menos que te encuentres en su círculo cercano, no te ofrecerá trabajo, seguridad ni nada similar. Sin embargo, su función radica en generar las condiciones necesarias para que cada individuo, en el ejercicio de su libertad, pueda alcanzar su pleno potencial y el de su comunidad. El presidente garantiza el funcionamiento de los delicados equilibrios sociales, evitando la violencia desmedida y, al mismo tiempo, asegurando que las diversas formas de vida coexistan en paz.

Todo esto me lleva a reflexionar: por favor, evitemos convertir esta elección en un casting en busca de un Mesías. Ninguno de los siete caballeros y la dama son magos. Son seres humanos como nosotros, con sus propias inclinaciones y aversiones. Deseo creer, en mi inocencia, que los ocho candidatos y sus compañeros de fórmula tienen una genuina intención de mejorar esta situación caótica. Sin embargo, como ecuatoriano y adepto al escepticismo natural, necesito ver para creer.

Mientras tanto, confío en la poderosa y enérgica música que fluye a través de mis auriculares. Pensando en Disturbed, que ha sido, en mi modesta visión del metal, una banda que logró la transición entre el metal de los años 90 y los 2000, gracias a la inconfundible voz de David Draiman, posiblemente una de las voces más bellas en cualquier género en la actualidad (les recomiendo su hermosa versión de "The Sound of Silence"). Con su sonido contundente y robusto, su último sencillo, "Bad Man", parece un llamado a saldar cuentas: ¿Por qué siempre deben morir los inocentes por tu mano? No, nunca lo entenderé... ¿Por qué estos cobardes se someten a tus exigencias? Suena magnífico.

Espero que no llegue al poder otra persona malintencionada en el sillón de Carondelet. Ya no podemos tolerarlo y no lo merecemos. El metal tiene el poder de inspirarnos y unirnos, y así también debe ser nuestra elección política. Votemos con pasión y convicción, recordando que nuestros votos pueden contribuir a la construcción de un Ecuador más justo, próspero y armonioso. No subestimemos el impacto que podemos tener como ciudadanos comprometidos. El futuro de nuestro país está en nuestras manos y en nuestros votos, para bien o para mal.

Piensen bien el voto. Mi vida y la de nuestras familias dependen de ello. Crean en el rock and roll. Nos vemos en quince días.

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