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El Telégrafo
Efrén Guerrero

El mundo según el rock and roll: Hay que salir del Deux ex machina

29 de octubre de 2022

Parecería que el Destino ha decidido que Ecuador sea una prueba de resistencia hecha país. No sólo sumado a la parálisis gubernamental, la violencia estructural y la tristeza nacional, se suma la justificada paranoia colectiva (como por ejemplo las escenas de la provincia de Esmeraldas, paralizada por el miedo a la violencia), y el inició de las campañas seccionales en todo el país. Variopintos, y no precisamente recomendables personajes ofrecerán un país de Jauja ara resolver los problemas territoriales, con el único objetivo de saciar su adicción a la vanidad y al poder.

Esa feria de vanidades se sostiene a un Deux ex machina eterna. En el teatro clásico, se lo conoce como “el dios que baja de la máquina”. Era un recurso clásico en el teatro griego, en el que si era necesario un giro narrativo en la trama, o era necesaria salvar o condenar al héroe sin ninguna razón aparente, se introducía una presencia divina para resolver la situación.

En la literatura lo hemos visto hasta el cansancio: los protagonistas se ven salvados por alguna presencia misteriosa y todopoderosa que arregla todo, y entre situaciones desconcertantes, hace que las aguas vuelvan a su cauce. Desde “El Señor de las Moscas”, donde los niños atrapados en una isla se salvan por un oficial de la Marina que pasaba (¡casualmente!) por allí, hasta las apariciones mágicas de Gandalf en El Señor del Anillos salvan el día, siempre hay una fuerza externa que hace que el protagonista sólo sea una veleta a la que el paso de los días le modela. Pierde fuerza y simplemente es un objeto de una figura más general.

Desgraciadamente esa es la táctica de la actual pre-pre-campaña electoral, no precisamente la de los candidatos. Es la nuestra. Ecuador lejos de ser un país con gente amable y con vocación democrática, es estadísticamente un lugar con confianza interpersonal mínima, salud mental precaria, violencia intrafamiliar desatada, actitudes contra el/los género(s) opuestos al borde de la psicopatía, y pedimos al Estado lejos de soluciones, herramientas de mayor violencia, como el libre porte de armas. Básicamente mostramos nuestra incapacidad ciudadano, siendo lo que realmente somos.

Y en ese maremágnum elegimos a nuestros representantes políticos en un Deux ex machina: ya que no somos capaces de resolver nuestros propios problemas (y no nos da la gana de cambiar), buscamos redención en los políticos, que lejos de ser mejores que nosotros, son igual de vanos y violentos que nosotros. Eso hace que las leyes y las políticas públicas no representan avances, sino eternos retornos a los conflictos de toda la vida: “la solución es la educación” “la solución es más seguridad”. Eso ya lo sabemos, ¿por qué no lo hacen? Simplemente porque si la política es un espejo de la sociedad que representa, nosotros estamos rotos y nuestra propia desidia y corrupción nos impide cambiar. No importa el color político del candidato. Somos nosotros el problema.

Ahora la pregunta es ¿qué hacemos?, ¿cómo rompemos este ciclo de la bajada de los cielos de otro iluminado que nos promete salvar y termina rompiendo otra vez los lazos sociales? Creo que tengo una respuesta en mi banda favorita de la adolescencia: Fear Factory. Este proyecto logró traer el metal industrial a las grandes masas: una mezcla de ciencia ficción, sonidos electrónicos y pulsantes sonidos de guitarra. Un especie de muro sostenido como una máquina. En Archetype (2005, Liquid 8 Studios), está la respuesta. En la canción homónima, se trata sobre hacer las cosas bien y hacerlas reales una vez que nos damos cuenta de lo que significan. La canción dice algo que me hace sentir muy bien: "Se eliminó la infección, se mejoró el alma de esta máquina" con un especie de mantra "abre los ojos, abre los ojos" durante siete versos. Quisiera pensar que aún podemos abrir los ojos. Que el daño aún reparable. Que todavía hay República. Que todavía tenemos esperanza. Pero eso depende de nosotros; el ciclo debe ser roto, nuestra esencia autodestructiva debe ser removida.

Piénsenlo. Es simple: es dejar de votar por quien te venda sueños. Es votar por buenas personas con ideas sensatas, y asumir que parte del trato de la democracias es empezar a actuar como ciudadano y hacer nuestra parte como ciudadanos. Es dejar de esperar a un Mesías. Es empezar a resolver el problema, eligiendo mejor.

Capaz todo eso ayuda un poquito. Nos vemos en quince días.

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