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El Telégrafo
Efrén Guerrero

El mundo según el rock and roll: El Niño se acerca

14 de julio de 2023

Periódicamente, nuestro planeta experimenta perturbaciones naturales. Los fenómenos de El Niño y La Niña desatan un desafío meteorológico y climático que afecta especialmente a los seres humanos, los más vulnerables en la cadena biológica. Inundaciones, sequías, tormentas y condiciones adversas se hacen presentes.

Sumado a esto, en la era del Antropoceno, nuestra huella ambiental ya provoca alteraciones en el delicado equilibrio terrestre. Como resultado, los países de la cuenca del Pacífico sudamericano se encuentran comiéndose las uñas, rezando para que los estragos no sean tan devastadores como se anticipa.

Mientras tanto, los gobiernos enfrentan pronósticos complejos y amenazantes. El aumento de las temperaturas del mar crea un escenario impredecible para los próximos meses. Desastres naturales y pérdidas en los cultivos amenazan con la escasez alimentaria, una sensación que puede llevar al ser humano a niveles de degradación social y moral inimaginables. El incremento de la inseguridad alimentaria, la cual ha sido testigo del colapso de civilizaciones, pinta un panorama desolador.

No quiero sonar catastrófico, pero es urgente tomar medidas. Ecuador tiene la responsabilidad de abordar los riesgos naturales y antropogénicos como asignaturas pendientes. Como bien dice mi padre, es mejor pecar de paranoico que de falta de previsión, y considero que es una enseñanza valiosa. Debemos convertir desde los datos hasta el conocimiento personal sobre cómo actuar frente a desastres en una parte integral de nuestra educación ciudadana.

Ecuador es una tierra generosa, incluso en términos de previsión. Como en los cuentos infantiles, a menudo somos como cigarras eternas, creyendo que la bonanza, la juventud y la seguridad son perpetuas, sin hacer nada para asegurar al menos un pequeño margen de seguridad. Llegamos a los inviernos entre lamentos y arrepentimientos, prometiendo a todos los dioses que "la próxima vez estaremos preparados" o "seremos mejores y diferentes", pero esto nunca ocurre. Tal vez eso sea profundamente humano, pero considero que es esencialmente ecuatoriano.

Ahora que sabemos que la Tierra está destinada a sufrir este fenómeno recurrente y que nos afectará, la protección contra desastres y el cambio climático deben ser elementos fundamentales en la agenda de nuestros candidatos presidenciales. Hemos hablado mucho sobre seguridad en términos de orden público, pero hasta ahora no se ha planteado una postura clara sobre cómo asegurar que estas fuerzas incontrolables causen el menor daño posible. Eso también es seguridad y garantiza la democracia. Así es como funciona un país funcional. Espero que podamos convertirnos en uno.

Mientras tanto, debemos prepararnos para los días de tormenta que se avecinan. Una situación similar ocurrió en 1958 cuando Larry Davos escribió una canción de blues sobre las inundaciones en Texas. Decía: "Bueno, te estoy dejando, nena, voy a volver a casa para quedarme... donde no hay inundaciones ni tornados, cariño, el sol brilla todos los días". Esta canción se convirtió en un clásico del blues. En 1982, un joven guitarrista de Texas llamado Stevie Ray Vaughan aprendió esa canción gracias a Angela Strehli en Austin, Texas. Al año siguiente, convocó a las lluvias y transformó aquel apacible blues en una tormenta de guitarras. Esa canción salvó su carrera y lo llevó de tocar en pequeños clubes a convertirse en uno de los músicos más influyentes del blues. Para mí, era mejor que Clapton. Un genio cuya carrera podría haber sido monumental, él decía: "La música es mi religión y el escenario es mi iglesia", lo que reflejaba la pasión desbordante que sentía por la música y cómo esta lo conectaba con el mundo.

En resumen, frente a la inminente llegada de El Niño, es necesario que Ecuador asuma su responsabilidad en cuanto a los riesgos naturales y antropogénicos. La protección contra desastres y el cambio climático deben formar parte de la agenda política y la educación ciudadana. Además, es crucial que los candidatos presidenciales se comprometan a garantizar la seguridad frente a estas amenazas. Ecuador es una tierra generosa que nos brinda la oportunidad de prepararnos y actuar. Siguiendo el ejemplo del blues, debemos encontrar la melodía adecuada para enfrentar la tormenta, transformando las dificultades en oportunidades para construir un país resiliente y funcional.

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