En 1962 se impuso el bloqueo norteamericano contra Cuba. En el marco de la guerra fría y ante el temor del “contagio” de la Revolución en otros pueblos del mundo, el gobierno de Kennedy resolvió cortar todo contacto comercial, económico y financiero, con el declarado propósito de rendir por hambre a la isla, provocando escasez y descontento hasta lograr el derrocamiento del régimen que había vencido la corrupta y cruel tiranía batistiana.
Han transcurrido 49 años en los cuales tan absurda y abusiva medida ha sido ratificada por los sucesivos presidentes norteamericanos, incluyendo al actual. Tal arrogancia persigue a cualquier empresa, aunque no sea norteamericana, si comercia con Cuba. Se imponen multas millonarias a quienes se arriesgan a romper el cerco. Para controlar el cumplimiento del castigo trabaja un poderoso “lobby” constituido por prósperos descendientes de quienes antes del triunfo revolucionario oprimieron y saquearon la isla.
El bloqueo ha costado muy caro, pero el prestigio cubano es notorio y creciente. Sin embargo el desarrollo científico- técnico con ser muy alto no ha alcanzado las cotas que el nivel de los profesionales isleños podría tener, debido a que se impide el acceso a fuentes situadas en y dominadas por empresas gringas.
Es conocido el gran impulso que desde 1959 se dio en Cuba al sector de la salud, siendo este un sector modelo reconocido a nivel mundial. Sin embargo en ciertas enfermedades -que en Cuba se atienden masiva y gratuitamente- que requieren exámenes sumamente especializados en aparatos de elevadísimo costo, la atención es muy difícil, ya que EE.UU. no permite que se le venda al país medicamentos ni productos que tengan un mínimo componente de ese origen.
El pueblo se ha crecido ante la persecución que ya significa, en palabras del canciller cubano Bruno Rodríguez, un impacto superior a 975 mil millones de dólares. Desde hace 20 años en la Asamblea de las Naciones Unidas se ha presentado la protesta del mundo por esta situación que perjudica no solo a Cuba, sino al propio pueblo norteamericano, que en un 70% se pronuncia por la regularización de las relaciones entre los dos países.
El 25 de octubre, por vigésima oportunidad, 186 países han condenado el bloqueo, respaldado apenas por los Estados Unidos e Israel. El mundo entero clama por el fin de este inhumano trato sin precedentes en la historia, que no ha podido sojuzgar al heroico pueblo de Martí.