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El Telégrafo
Cecilia Paredes Verduga

El legado de nuestras predecesoras

08 de marzo de 2016

Consideremos que la población mundial se divide en proporciones casi iguales entre hombres y mujeres, sin embargo, pensemos en lo siguiente: el 70% de las personas que viven con menos de 1 dólar al día son mujeres. Este grupo poblacional recibe solo el 10% del ingreso remunerativo mundial. Los hombres siguen teniendo una remuneración promedio mayor que las mujeres. En edad escolar, el 66% de quienes no asisten a la escuela son niñas. A partir de estas cifras parecería que vivimos en una sociedad que aún conserva patrones machistas.

¿Cuál es el rol de la mujer en este medio machista? Ser una mujer que puede ser madre, esposa, hija, amiga, y trabajar como profesora, investigadora, oficinista, política, médico, abogada o cualquier otra profesión que la apasione. Lo importante es resaltar que ¡siempre ha podido!  Florence Nightingale –británica– marcó un antes y un después en la enfermería; Marie Curie –polaca– fue la primera persona en ganar dos premios Nobel en distintas especialidades; Rosa Parks –estadounidense– trazó un camino claro hacia la eliminación de la segregación de afroamericanos.

Estas mujeres de tres nacionalidades distintas, nacidas a lo largo de 100 años, lideraron grandes cambios. Sus acciones, más allá de buscar la defensa de los derechos femeninos, tuvieron una repercusión en la vida de sus naciones e incluso a nivel mundial.

Su lucha se caracterizó por la valentía y por el trabajo arduo. Ninguna de ellas esperó que la fortuna accionara y modificara las condiciones de ventaja que los hombres ostentaban. Su fortaleza se ha visto replicada a lo largo y ancho del mundo, incluso en nuestro país, como evidenció Matilde Hidalgo Navarro, allá por los años 40. Matilde no solo fue la primera médico del Ecuador, sino que logró ser la primera mujer en votar y en ocupar cargos de elección popular.

El rol de la mujer en nuestro medio es continuar con el legado de nuestras predecesoras. Seamos conscientes de que si una mujer decide ser madre, asume dos trabajos que implican su dedicación a tiempo completo. Para alcanzar el éxito, debe rodearse de hombres y mujeres liberados de esquemas mentales caducos que asignen roles exclusivos en relación al sexo de la persona. Esto no implica la búsqueda del aval de otras mujeres o de hombres. Al contrario, refleja la necesidad de reconocer sus aptitudes, valorar sus capacidades y contar con las personas que aprecien sus intereses y apoyen el cumplimiento de sus responsabilidades.  

Toda mujer enfrenta, al igual que los hombres, problemas cotidianos al emprender su trabajo. Sin embargo, también debe hacer frente a la percepción sesgada de algunos hombres y de otras mujeres a su alrededor. La sociedad ha asignado al hombre el rol de líder, recio, serio, analítico, mientras que muestra a la mujer como seguidora, serena, informal, pasional.  Si una mujer asume un rol de liderazgo suele visualizarse como un personaje que “excede sus capacidades” y que pierde las características femeninas de dulzura y benevolencia.  

Al otorgar visibilidad a las mujeres, sus méritos y sus logros, conjuntamente con más muestras de ética, responsabilidad y trabajo arduo, podremos alimentar la conciencia social en nuestra población. Discutamos sobre el rol de la mujer en el hogar, en el trabajo y como líderes. Combatamos la asignación de roles tradicionales que limitan la individualidad de hombres y mujeres. Generemos una masa crítica de mujeres destacadas que permitan a otras verse reflejadas en situaciones de éxito. Todo esto, junto al trabajo de nuestras predecesoras, será un efecto multiplicador en aquellas que se nieguen a conformarse con el rol asignado años atrás y que luchen por una sociedad que brinde igualdad de oportunidades. (O)

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