Se continúa con la vida y la obra de Marx. Después de su expulsión de Francia funda en Bruselas la Liga de los Comunistas, declara luego no tener patria, ser revolucionario y ateo; en 1848 junto con Engels y por encargo de esta organización, publica el Manifiesto del Partido Comunista. En 1864 participa en la fundación de la Primera Internacional.
Luego de dieciocho años de trabajo, en 1867 publica el primer volumen de su legado principal, El Capital. Esta obra filosófica, política y económica sirve de base para la comprensión del mundo, especialmente en lo que respecta a la teoría del valor y la plusvalía. Marx sostiene que es la acumulación de riquezas por parte de un sector de la sociedad lo que provoca las crisis cíclica del capitalismo.
En 1871, antes de que la reacción francesa la erradique sangrientamente, durante siete días la Comuna de París nos da la primera experiencia de poder proletario; su sueño de justicia social sobrevive hasta ahora. Esta derrota es un duro golpe para Marx que pospone la lucha revolucionaria y se dedica a escribir su pensamiento.
Basado en la dialéctica de Hegel, Marx concibe la lucha de clases como el motor de la historia. Sostiene que cuando la contradicción entre la acumulación de la riqueza en pocas manos y la imposibilidad de que la mayoría de la sociedad disfrute de ella se torna insostenible, la clase obrera, la clase dominada, es la encargada de enterrar al capitalismo mediante la toma del poder luego de la Revolución Proletaria.
La toma del poder y el gobierno proletario (llamado dictadura del proletariado, aunque se debe aclarar que el término "dictadura" en alemán significa hegemonía) no garantiza la distribución equitativa de las riquezas de la sociedad sino que la burguesía derrocada no regrese nuevamente a gobernar el Estado.
Marx considera deseable que esta transición se haga con el mínimo de violencia, la que define como partera de la historia, es decir, como la fuerza necesaria para que los acontecimientos históricos se den. Cree que una vez que estalle la revolución en un país, la misma se debe extender a los demás, mediante la revolución mundial.
Según Marx, el objetivo de esta revolución es acabar con el Estado, instrumento político de opresión de las clases dominantes. Con la realización de este objetivo se crean las condiciones para el nacimiento de una nueva sociedad sin clases antagónicas y, por ende, cesa la necesidad del Estado, que se debe extinguir.
El 14 de marzo de 1883 Marx fallece en Londres.