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El Telégrafo
Juan Francisco Román

El inframundo del empresario

28 de septiembre de 2021

Entendemos al empresario como un tipo, peinado, bañado, comiendo langosta, torturando a su trabajador, riéndose de los impuestos, en una tina de oro, llena de flores traídas de tierras lejanas, abriendo una llave donde en la cual brota oro y dinero. No pueden estar más equivocados.

Hemos confundido la idea de un empresario, con la visión antigua, desentonada y poco real de lo que significa montarse un negocio, sobre todo en Ecuador. Y no estoy defendiendo a los que más tienen, por que en fríos números, la mayoría de empresas son pequeñas y medianas empresas. Exacto, gente como tú y como yo.

Las reformas que se enmarcan en una nueva contienda legislativa donde las posiciones cada vez son más cerradas, nos llevan a una nueva visión del círculo económico de una sociedad cada vez más precarizada, más pobre y sin menos opciones.

El mundo comienza en la calle, cuando nos sentamos en la vereda y vemos a nuestro alrededor ¿Qué vemos? Una tienda donde compras tus chicles, otra tienda donde vas para hacer recargas de tu celular, por ahí un restaurante donde venden los almuerzos completos a cuatro dólares. Y así sucesivamente, cuando caminas por la calle, encuentras lo que crees que no existe, los empresarios de a pie, lo que nos están en Forbes ni forman parte de las 5 empresas que más facturaron en el año fiscal pasado.

Déjame decirte que esos son los empresarios, son los que dices que son malos, malditos, ladrones y no pagan impuestos. Bueno, es momento que te concentres un poco más, porque estás metiendo en una misma funda a todos por igual y le quieres imponer las mismas reglas al gran productor y al minorista que vive con menos de una remuneración básica unificada. Primero aprendamos como le entra el agua al coco.

Ya lo he dicho en varias ocasiones, pero siempre es bueno repetir para aprender. Solo el proceso de constitución de una compañía ya genera un gasto y desgaste en la economía de un ecuatoriano promedio que cometió el delito de ponerse un negocio. Mucho ha mejorado el sistema de constitución de estás entidades económicas con la regulación de las Sociedad por Acciones Simplificadas, pero aún necesitamos más.

La vida de la empresa comienza con la emisión del RUC que es posterior a la aprobación de sus estatutos en la Superintendencia de Compañías. Desde ese preciso instante, el empresario menor ya debe declarar en cero, si no produce nada de manera mensual. Y como todo es complicado en nuestra enredada regulación corporativa, tiene que contratar a un contador para que lo haga.

Pero lo peor vienes después, porque seguramente ese empresario pidió un préstamo que por el milagro de una virgen de las tantas que tenemos o porque prendó o hipotecó sus bienes se lo concedieron; estos préstamos a intereses altísimos ya comienzan a generar intereses desde que la plata está en la cuenta de banco del empresario.

Ahora, para que generes ingresos necesitas clientes, y estos no vienes solos, necesitas invertir en que conozcan tus productos o servicios que deben ser: muy buenos, muy baratos y entregarse muy rápido. Entonces pagas algo más del dinero que tienes para que alguien te ayude a venderlos de manera eficiente. Lo puedes hacer tú, pero no sabes y seguramente lo hagas muy mal.

Después viene lo más temido por todos, contratar personal. Sí, es temido porque es riesgoso, caro, peligroso y demanda mucho conocimiento financiero. Pues, suscribes un contrato de trabajo a tiempo indefinido y pones una cláusula de noventa días de prueba. Sí el trabajador funciona y trabaja las ocho horas de manera conveniente para tu negocio, entonces debes decirle a tu contador que provisione en tus cuentas: el décimo tercero, el décimo cuarto, las vacaciones, las posibles indemnizaciones por despido intempestivo, el pavo, la canasta, y ojalá le puedas dar utilidades.

¿Esto está bien? ¡Claro que sí! Entonces, deberá producir más de tres mil seiscientos dólares anuales para poder pagarle todo a tu trabajador, a tiempo, y cumplir con la normativa. Eso no es todo, debes también calcularte los impuestos a la renta, el pago de agua, luz y teléfono de tu oficina, papelería, una impresora, un computador, y otras cosas pequeñas más.

Entonces, para que un empresario pueda por lo menos pensar en como sobrevivir a un año fiscal debe pensar en la rigidez que un asambleísta plantea y escribe para alentar a la protección de derechos de una sola parte, pero no piensan, nunca jamás en la mayoría de empresarios. Los pequeños, los micro empresarios, los que quieren salir, porque siguen jugando con la misma generalización que no tiene ni pies ni cabeza.

Si quieren generar trabajo, pienses en el empresario pequeño, ese que puede dar trabajo en cantidad y por volumen, comiencen analizando las cosas como son, y dejen de andar por la vida creyéndose super héroes por definir mal a la empresa, a la pequeña empresa, que son la mayoría.

En algún punto, ustedes pueden ser uno de ellos.

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